El nombre de este blog es mi pequeño homenaje a las maletas, esas compañeras fieles e imprescindibles en todos nuestros viajes y que por suerte, con el tiempo fueron evolucionando hasta llegar a tener en la actualidad unas maravillosas ruedecitas que nos permiten poder tirar de ellas (en lugar de cargarlas) y hacer nuestros viajes mucho más placenteros aún. ¡Qué bien nos hubieran venido a muchas y a muchos hace unos cuántos años!

Amigos curiosos y viajeros

lunes, 29 de agosto de 2011

LA MILENARIA TRADICIÓN DE LAS MUJERES RECOLECTORAS DE PERLAS EN JAPÓN


La historia de estas mujeres, inmortalizadas en la película de James Bond “Sólo se vive dos veces” (1967), me recuerda un poco a la de las valientes mujeres amazonas de las leyendas de la antigüedad, sólo que en este caso, los seres mitológicos con los que las asociaria serían con las mujeres sirenas.

Se tratan de mujeres japonesas conocidas como "Amas" (significa: las mujeres buceadoras). Según la tradición, mientras los hombres pescaban mar adentro con sus embarcaciones, las mujeres se dedicaban a la recolección de perlas. Los primeros datos que hay sobre ellas se remontan a más de 2000 años A.C. Estas mujeres viven en el Pacífico Occidental y se dedican a la recolección de moluscos, algas, esponjas de mar y sobre todo, de perlas.


Estas mujeres son capaces de sumergirse a más de 20 metros en apnea (esto es, con la única ayuda de sus pulmones), permaneciendo a esta profundidad el tiempo suficiente para obtener una buena recolecta. Se calcula que en una hora de inmersiones de tiran 30 minutos en el fondo. En un principio, los equipos utilizados eran bastante rudimentarios, pero hoy día utilizan trajes de neopreno (bucean en aguas de 10º C) y se protegen el cuerpo con telas ajustadas de color blanco, rara vez utilizan aletas. Llevan en la mano una especie de espátula o pincho con la que despegan los moluscos de las rocas.


Este oficio se transmite de madres a hijas, quienes empiezan a practicarlo a los 13 años de edad aproximadamente y se llaman “Kachido”. En esta etapa empiezan a trabajar a una profundidad de 3 a 5 metros de profundidad y practican durante unas 3 horas diarias. Sólo cuentan con un flotador con forma de tonel, aunque eso en la actualidad ha cambiado, ya que los flotadores son más resistentes y menos pesados y en ellos colocan lo recolectado, además de descansar entre sus inmersiones.


Al cumplir los 30 años ya se las considera capacitadas para descender a más de 25 metros, con duraciones superiores al minuto y medio y se les llama “Funado”. Para descender, usan bolsas con piedras que tienen un peso aproximado de 10 kilos, junto a una cuerda que va unida a la cintura y conecta con la embarcación. Cuando la Funado tira de la cuerda está dando la señal de que su bolsa de recolección ya está llena, para que pueda ser izada, soltar lo recolectado y volver a sumergirse. Los equipos utilizados son bastante básicos. No llevan trajes de neopreno adecuados (o simplemente no llevan) y las aletas son extremadamente rudimentarias.

En la pesca de las ostras utilizan varios métodos:

- En el primero realizan un descenso muy rápido a las profundidades desde la propia embarcación y ayudada por una piedra que a modo de lastre va unida a la embarcación con una cuerda, la cuál es izada después por el hombre que se queda en la embarcación.

- En el segundo, la pescadora se lanza al mar con una cesta de mimbre que flota y que va unida a ella por una cuerda y de este modo, pueden estar unidas varias pescadoras a la vez a la embarcación.

- Y en el último método, las pescadoras inician sus pescas desde tierra, adentrándose en el mar a nado para llegar a zonas cercanas a tierra.

En las imágenes más antiguas que hay sobre ellas se ve que las mujeres “Ama” solo cubrian su cuerpo con el tipico tanga para cubrir la parte frontal de su pubis.


Más adelante se empezaron a cubrir con prendas de color blanco y telas blancas también cubriendo sus cabezas y según parece, este cambio de vestuario obedecia a motivos morales y de seguridad, ya que al ser blancas se podia localizar mejor a la buceadora en caso de emergencia (y además, según parece también, a los tiburones no les gusta el color blanco...). Y ya despues se fueron implantando máscaras de buceo para hacerlas más fácil la visión de las ostras.


Las "Amas" suelen realizar este oficio hasta edades muy avanzadas (65-70 años) y se considera que están en su mejor momento a los 50 años. Se han visto “Amas” buceando en avanzado estado de gestación e incluso con un bebe recién nacido dejándolo en la embarcación al cuidado de “Amas” mayores.


Las pocas que quedan actualmente se encuentran en Ago en el extremo sur del Parque Nacional de Ise Shima en la provincia de Míe (Japón) y la menor de ellas tiene 50 años. Hoy en día las hijas de las Amas no se ven atraídas por esta legendaria tradición de flotar durante horas en el mar. Y aunque aún perdura en las islas esta tradición y las comunidades de pescadores siguen teniéndola como uno de sus principales ingresos económicos e incluso es posible ver exhibiciones de pesca de ostras desde algunas embarcaciones turísticas.



En este video podéis ver como hacen su trabajo estas buceadoras tan especiales:


Y en este otro, varias de esas "Ama" mayores nos hablan sobre su vida y su trabajo de recolectoras de perlas:


Es posible que en no mucho tiempo la última “Ama” desaparezca y cuando llegue ese dia, Japón habrá perdido una de sus más bonitas y milenarias tradiciones y sobre todo, habrá perdido un gran ejemplo de sostenibilidad del entorno, recolectando y explotando del mar sólo lo que necesitan para vivir, con un profundo respeto y amor hacia la naturaleza.

Una bonita tradición ¿no os parece?


domingo, 28 de agosto de 2011

IRENE LLEGA A NUEVA YORK, POR CIERTO ¿QUIÉN LE PONE LOS NOMBRES A LOS HURACANES?


El temido Irene (aunque algo más debilitado en las últimas horas) ya llegó a Nueva York y dicen que lo peor del huracán se dejará sentir  sobre las 19:00 de hoy domingo (hora local nuestra). Desde que empezó su recorrido el pasado miércoles en las Bahamas, ha ido dejando su huella allí por donde ha pasado, ocasionando varios muertos, cierres de centrales nucleares, de aeropuertos y de redes de transporte.

Normalmente EE.UU. (al igual que muchos otros paises americanos) es un pais bastante castigado por las catástrofes naturales, ya sean inundaciones, terremotos o huracanes. El último huracán que sufrieron fue el Ike en 2008 y anteriormente sufrieron las terribles consecuencias del huracán Katrina que asoló Nueva Orleans, precisamente casi en el mismo dia que el Irene pasa por N.Y., el 29 de agosto de 2005 (un año extremadamente caluroso por cierto y que causó muchos fenómenos de esta naturaleza).

Aunque la ciudad de Nueva York no ha sido impactada por huracanes con mucha frecuencia, el último gran ciclón que afectó a la ciudad fue en 1938, cuando un temible huracán de categoria 5 provocó más de 500 muertes y 30.000 heridos, y con vientos superiores a 300 kms por hora y más recientemente fueron visitados por el Gloria en 1985. (Por cierto, quién tenga la curiosidad por saber quién pone los nombres a los huracanes y qué sistema se sigue para ello, puede seguir leyendo más abajo, al final de este post).

Ahora la ciudad está paralizada, y sus habitantes atrincherados y aguantando la respiración, esperando a que Irene pase rápido y pierda su fuerza. Esperemos que sea asi y no deje más daños a su paso por la costa este americana.

Y mientras este ciclón tropical cesa en su furia natural, aqui dejo algunas fotos encontradas en la red, de los efectos de su paso:




(traducción del cartel: "Aléjate Irene")











y esta foto impresionante de su llegada a Carolina del Norte
está circulando con fuerza por Twitter,
aunque hay opiniones encontradas ya que algunos
piensan que está retocada con el Photoshop......
Fuente:
Fotos extraidas de Yahoo.news


POR CIERTO ¿QUIÉN LE PONE LOS NOMBRES A LOS HURACANES?

El responsable de ello es la Organización Meteorológica Mundial (WMO). http://severe.worldweather.wmo.int/

El sistema de nomenclatura de los huracanes y ciclones oficiales consiste en 12 listas, seis para el Atlántico y seis para el Pacífico, con un nombre para cada letra del alfabeto, con la excepción de Q, U, X, Y y Z. No hay distinción entre género, así que los verás masculinos y femeninos, y son tomados del francés, inglés y castellano.

El 2011, el primer ciclón se llamó Arlene, el segundo Bret, el tercero Cindy, el cuarto Don, el siguiente Emily, y así sucesivamente hasta llegar a la I, la encargada de bautizar como Irene al huracán que está remeciendo Carolina del Norte en estos instantes. Si faltan nombres, se utilizará el alfabeto griego.

Sin embargo, hay excepciones. El 2005 fue el año que Katrina devastó Estados Unidos y dejó centenares de muertos. Este año se está repitiendo la lista que incluyó su nombre y, a pesar de esto, los próximos dos ciclones se llamarán José y Katia. Si un huracán fue demasiado fuerte o tuvo un número de víctimas elevado, será el último en llevar su nombre y el listado reemplazará su puesto con otro de la misma letra.


Así, se han cambiado hasta el momento 67 nombres desde 1979, año en que se estableció este sistema de nomenclatura. Un país afectado por un huracán muy fuerte puede solicitarle al WMO retirar el nombre por lo menos durante 10 años para facilitar el registro histórico del fenómeno y evitar confusiones.


Los nombres propios son fáciles de recordar y resultan muy efectivos a la hora de comunicar el progreso de un ciclón durante su tiempo de vida. Durante siglos, los huracanes llevaban el nombre del santo del día en que se formaban. Así tenemos por ejemplo el huracán Santa Ana que golpeó con violencia Puerto Rico en 1825.


A finales del siglo XIX se empezó a utilizar nombres propios para identificar a los ciclones. Posteriormente, la Oficina del Tiempo de Estados Unidos de América empezó a llamar únicamente con nombres de mujeres a los huracanes desde 1953 y fue en 1978 cuando la lista de nombres se volvió mixta.

¿Qué nombres veremos en los próximos huracanes este año? Jose, Katia, Lee, María, Nate, Ophelia, Philippe y, si se vuelven más frecuentes, Rina, Sean, Tammy, Vince y Whitney.

¡Ah! Y si tenéis curiosidad por saber si alguno de los huracanes (pasados o futuros) lleva o va a llevar vuestro nombre, pinchando AQUI lo podréis averiguar.

Fuente:
elcomercio.pe

sábado, 27 de agosto de 2011

UN POCO DE HUMOR A LA CRISIS


¿No estamos todos demasiado cabreados últimamente y con la cara muy larga siempre, que parece que la dichosa crisis la tenemos tan metida en el cuerpo que nos afecta ya a todos los campos y en todas las esferas de nuestra vida? Justo lo comentaba esta tarde con mi amiga Carolina, así que he pensado que ya está bien de crisis, de pesimismo y de negatividad por todos lados y como la crisis no vamos a poder eliminarla de momento, al menos podemos intentar poner, para que no nos coma tanto la moral, alguna sonrisa con algunos chistes gráficos ............











Y estos últimos chistes del genial Forges:










¡Y YO CON ESTOS PELOS!


El tema de los pelos es algo que siempre nos trae de cabeza (y nunca mejor dicho), en unas ocasiones por la falta de ellos (como en el caso de muchos caballeros), que les hace caer a veces en el mayor de los ridiculos (¿recordáis a Iñaki Anasagasti y su flequillo de tres pelos peinado al bies?) o en la coqueteria mas extrema, que les hace pagar un ojo de la cara (y el otro también si hiciera falta), para que les hagan los injertos necesarios para conseguir tener otra vez la añorada cabellera que un lejano dia tuvieron, como son los casos de Jose Bono, Julio Iglesias o Elton John e incluso hay otros aún más patéticos, que al no poderse permitir el lujo de pagar por sus nuevos pelos, se colocan un peluquin encima, que se nota que es falso a varios kilómetros de distancia.


Pero es en las mujeres, en el que el tema de los pelos nos da normalmente más quebraderos de cabeza: que si lo tienes demasiado graso o demasiado seco o demasiado fino o demasiado rizado o demasiado “algo”…. Vamos, que nunca estamos conformes con lo que tenemos y entonces nos vamos a la peluqueria a ver si nos hacen algún pequeño milagrito, pero cuando estamos allí suelen suceder cosas como éstas……….

"¿Se imaginan que van a por el periódico y dicen:

_ ¿Me da el País?

Y el quiosquero les contesta:

_ No, le voy a dar el Supertele… y este paquete de chicles de menta.

O que cogen un taxi:

_ A la plaza de las Ventas, por favor.

Y el taxista les diga:

_ No, le voy a llevar al Santiago Bernabeu, que a usted le pega ser del Madrid.

¡Pues eso es una peluquería! Un sitio donde pides una cosa, y el peluquero hace lo que le da la gana. Por esta razón, lo primero que haces cuando sales de la peluquería es buscar un espejo y ponerte el pelo “a tu manera”. Y digo yo, entonces ¿para qué vas?
Yo creo que la peluquería es un sitio del que hay que desconfiar, porque todo te lo hacen por la espalda. Es curioso: engordas, te deprimes, estás celosa, y en vez de fugarte con Pierce Brosnan que es lo que deberíamos hacer todas, te vas a la peluquería y le dices al peluquero:
_Córteme el pelo por aquí. Quiero un cambio de imagen radical.
Y ya lo creo que te cambia la imagen. Te deja como si hubieras metido la cabeza en una freidora. Te ves tan horrible que se te olvida la depresión que tenías, y te agarras otra. O sea, que en la peluquería no te quitan la depresión, simplemente te la cambian de sitio.

Y de ahí su éxito. En una peluquería, a los cinco minutos ya te han convertido en un adefesio, para que se te olviden las penas que traías.

Te ves sentada enfrente de un espejo, en babero, embadurnada, con chorretones de tinte resbalándote lentamente por la cara colorada, la cabeza envuelta en papel albal y oliendo a huevo podrido. Y piensas: “Sólo falta que me salga un alien de la tripa, joder”.

Estás hecho un espantajo, y es el momento en que la peluquera se aprovecha de ti para ponerte todavía más potingues. La técnica utilizada es la siguiente: primero, un poco de peloteo:

_ Tienes unas pestañas preciosas.

_ ¿Ah sí? Muchas gracias.

Y luego te mete la cuña:

_ Si, son preciosas, lástima que…

_ ¿Lástima que qué?????

_ Que tengas el pelo tan pobre y apagado.

_ ¿Pobre y apagado? ¡Qué horror! ¿Y qué puedo hacer?

Y entonces te la coloca:

_ Pues mira, por sólo cien euros, te voy a poner un tratamiento de colágeno de placenta de foca que verás cómo te quedas.

¡Cien euros! Te dan ganas de decirle: “Oye, ¿y por qué no me estropeas las pestañas, que me saldría más barato?”

Pero eres incapaz de negarte. Yo creo que con tanto olor a laca, te pillas un colocón de miedo, y por eso dices a todo que sí:

_ Te voy a hacer unas mechas.

Y tú:

_Vale.

¡Desde luego hay que ver que obsesión tienen todas las peluqueras con hacerte mechas! Es más fácil que un camello entre por el ojo de una aguja que una mujer entre en una peluquería y no salga rubia con mechas. Aunque sea rubia, también sale rubia con mechas.

Que esto es otro truco de las peluquerías para hacerte clienta de por vida. Una vez que te tiñes, ya estás condenada a seguir acudiendo de por vida, para no desteñirte, porque en las peluquerías nada es permanente, ni siquiera la permanente es permanente.

A veces vas a la peluquería con un recorte de una revista para que te corten el pelo como a Meg Ryan. En realidad no quieres el pelo de Meg Ryan, quieres la cara de Meg Ryan, el cuerpo de Meg Ryan, el dinero de Meg Ryan… y entonces las peluqueras se tienen que buscar la vida para explicarte que, con esos cuatro pelos cabreados que te quedan, y que además te nacen en la coronilla, es imposible lograr un flequillo espeso, y que lo más que pueden hacerte es el moño de Betty Missiego.

Y lo que les gusta la tijera, oye. Les dices: “córtame sólo las puntas” y a la que te descuidas tu preciosa melena larga, que te ha costado ni se sabe tenerla así de larga, se queda en una melenita corta.

Pero lo peor es cuando la peluquera termina contigo y te miras al espejo. Te ves rara, como con cara de asustada, y vuelves a casa escondiéndote en los portales, para que no te vea nadie conocido. Y como necesitas que alguien te diga que te queda bien, le preguntas a tu marido:

_ Cariño, ¿te gusta?

_¿Qué es lo que me tiene que gustar?

_ Pues el pelo.

_ Ah, el pelo. Sí, sí, estás muy guapa… ¿Y cómo lo llevabas antes?

_ Pues era skin head, no te jode. ¿Y tú? ¿Cómo llevabas antes el pelo? Antes por lo menos llevabas…

Total, que al final, tanto esfuerzo para nada. Porque él nunca lo nota… ¿Saben lo que pienso hacer la próxima vez que me encuentre un poco depre y me entren ganas de meterme en una peluquería? Pues fugarme con Pierce Brosnan, a ver si de eso se da cuenta mi marido".


Fuente:
El Club de la Comedia

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