La historia de estas mujeres, inmortalizadas en la película de James Bond “Sólo se vive dos veces” (1967), me recuerda un poco a la de las valientes mujeres amazonas de las leyendas de la antigüedad, sólo que en este caso, los seres mitológicos con los que las asociaria serían con las mujeres sirenas.
Se tratan de mujeres japonesas conocidas como "Amas" (significa: las mujeres buceadoras). Según la tradición, mientras los hombres pescaban mar adentro con sus embarcaciones, las mujeres se dedicaban a la recolección de perlas. Los primeros datos que hay sobre ellas se remontan a más de 2000 años A.C. Estas mujeres viven en el Pacífico Occidental y se dedican a la recolección de moluscos, algas, esponjas de mar y sobre todo, de perlas.
Estas mujeres son capaces de sumergirse a más de 20 metros en apnea (esto es, con la única ayuda de sus pulmones), permaneciendo a esta profundidad el tiempo suficiente para obtener una buena recolecta. Se calcula que en una hora de inmersiones de tiran 30 minutos en el fondo. En un principio, los equipos utilizados eran bastante rudimentarios, pero hoy día utilizan trajes de neopreno (bucean en aguas de 10º C) y se protegen el cuerpo con telas ajustadas de color blanco, rara vez utilizan aletas. Llevan en la mano una especie de espátula o pincho con la que despegan los moluscos de las rocas.
Este oficio se transmite de madres a hijas, quienes empiezan a practicarlo a los 13 años de edad aproximadamente y se llaman “Kachido”. En esta etapa empiezan a trabajar a una profundidad de 3 a 5 metros de profundidad y practican durante unas 3 horas diarias. Sólo cuentan con un flotador con forma de tonel, aunque eso en la actualidad ha cambiado, ya que los flotadores son más resistentes y menos pesados y en ellos colocan lo recolectado, además de descansar entre sus inmersiones.
Al cumplir los 30 años ya se las considera capacitadas para descender a más de 25 metros, con duraciones superiores al minuto y medio y se les llama “Funado”. Para descender, usan bolsas con piedras que tienen un peso aproximado de 10 kilos, junto a una cuerda que va unida a la cintura y conecta con la embarcación. Cuando la Funado tira de la cuerda está dando la señal de que su bolsa de recolección ya está llena, para que pueda ser izada, soltar lo recolectado y volver a sumergirse. Los equipos utilizados son bastante básicos. No llevan trajes de neopreno adecuados (o simplemente no llevan) y las aletas son extremadamente rudimentarias.
En la pesca de las ostras utilizan varios métodos:
- En el primero realizan un descenso muy rápido a las profundidades desde la propia embarcación y ayudada por una piedra que a modo de lastre va unida a la embarcación con una cuerda, la cuál es izada después por el hombre que se queda en la embarcación.
- En el segundo, la pescadora se lanza al mar con una cesta de mimbre que flota y que va unida a ella por una cuerda y de este modo, pueden estar unidas varias pescadoras a la vez a la embarcación.
- Y en el último método, las pescadoras inician sus pescas desde tierra, adentrándose en el mar a nado para llegar a zonas cercanas a tierra.
En las imágenes más antiguas que hay sobre ellas se ve que las mujeres “Ama” solo cubrian su cuerpo con el tipico tanga para cubrir la parte frontal de su pubis.
Más adelante se empezaron a cubrir con prendas de color blanco y telas blancas también cubriendo sus cabezas y según parece, este cambio de vestuario obedecia a motivos morales y de seguridad, ya que al ser blancas se podia localizar mejor a la buceadora en caso de emergencia (y además, según parece también, a los tiburones no les gusta el color blanco...). Y ya despues se fueron implantando máscaras de buceo para hacerlas más fácil la visión de las ostras.
Las "Amas" suelen realizar este oficio hasta edades muy avanzadas (65-70 años) y se considera que están en su mejor momento a los 50 años. Se han visto “Amas” buceando en avanzado estado de gestación e incluso con un bebe recién nacido dejándolo en la embarcación al cuidado de “Amas” mayores.
Las pocas que quedan actualmente se encuentran en Ago en el extremo sur del Parque Nacional de Ise Shima en la provincia de Míe (Japón) y la menor de ellas tiene 50 años. Hoy en día las hijas de las Amas no se ven atraídas por esta legendaria tradición de flotar durante horas en el mar. Y aunque aún perdura en las islas esta tradición y las comunidades de pescadores siguen teniéndola como uno de sus principales ingresos económicos e incluso es posible ver exhibiciones de pesca de ostras desde algunas embarcaciones turísticas.
En este video podéis ver como hacen su trabajo estas buceadoras tan especiales:
Y en este otro, varias de esas "Ama" mayores nos hablan sobre su vida y su trabajo de recolectoras de perlas:
Es posible que en no mucho tiempo la última “Ama” desaparezca y cuando llegue ese dia, Japón habrá perdido una de sus más bonitas y milenarias tradiciones y sobre todo, habrá perdido un gran ejemplo de sostenibilidad del entorno, recolectando y explotando del mar sólo lo que necesitan para vivir, con un profundo respeto y amor hacia la naturaleza.
Una bonita tradición ¿no os parece?