Pues si, seguramente al ver el título de esta entrada,
algunos os habréis sentido sorprendidos porque no tenías idea de que la actriz
que todos conocemos tan bien, fuera además escritora ¿verdad? Pues no, resulta
que esta Elizabeth Taylor era otra persona, era una escritora inglesa a la que
el llamarse igual que la famosa actriz le trajo no pocos problemas y que sufrió
siempre la maldición de ser “la otra Elizabeth Taylor”. Y es que aunque se llamaba Elizabeth
Taylor nunca pisó un set de filmación,
tampoco coleccionó joyas ni matrimonios ni divorcios, ni ganó nunca un Oscar.
Y la realidad es que esta otra Elizabeth Taylor fue una
escritora británica de posguerra cuya popularidad en su día fue muy grande.
Tuvo una obra tan sólida como olvidada. Y fue una de las mejores y más
refinadas novelistas inglesas del siglo XX.
Nació el 3 de julio en 1912 y fue
registrada por sus padres como Dorothy Betty Coles. Pero ella odiaba el nombre
de Dorothy, le parecía demasiado cursi, así que con los años consiguió que
todos (menos su padre) la llamaran Elizabeth.
Estudió en la Abbey School de
Reading pero era bastante mala para las matemáticas y eso le impidió hacer
estudios universitarios, así que se puso a trabajar. Primero como institutriz y
despues en una biblioteca, pasando la mayor parte de su vida en el pueblo de
Penn. Curiosamente su primera vocación fue el teatro, se conservan no pocos
artículos de diarios de la época alentando la carrera “de la joven Elizabeth
Taylor, una actriz que promete”.
A los 24 años, cuando la otra
Elizabeth Taylor apenas tenía 4 de edad, Elizabeth Coles se casó con William Kendall
Taylor (pastelero y dueño de una confiteria)
y por esa causa desde entonces se la identificó como Elizabeth Taylor.
Durante la Segunda Guerra Mundial,
mientras su marido servía en la Real Fuerza Aérea, Taylor llenaba su soledad
poniéndose a escribir y asi fue que publico su primera novela, “En casa de
la señora Lippincote”. A esta seguirían otras once novelas, así como cuatro libros
de cuentos y un libro para niños. Su obra obtuvo desde el principio triunfos y
elogios, algunos de ellos desmedidos. Fue conocida como la Jane Austen del
siglo XX. Sin embargo, nada de esto evitó que la escritora viviera siempre a la
sombra de la actriz. Cuando Elizabeth, la escritora, tenía 33 años, Elizabeth
la actriz, que sólo tenía 11, hizo su debut en un papel secundario en la
adaptación cinematográfica de Jane Eyre, la célebre novela de Charlotte Bronte (otra coincidencia más).
portada de uno de sus libros |
Aunque mientras algunos autores
tan honorables como Kingsley Amis la consideraban como una de las mejores
autoras del siglo XX, otra parte de la critica la despreciaba por demasiado
femenina, concentrada en tareas domésticas, deberes maritales, estilo
anticuado. Y realmente llevó una tranquila
vida de ama de casa que nunca se queja, de concentrarse en la crianza de dos
hijos, que hoy declaran que tardaron mucho en advertir que su madre era
escritora, y trató deliberadamente de alejarse de los cócteles y de la elite
literaria.
el pueblo de Penn, donde transcurrió toda su vida |
Su primer editor fue el mismísimo Peter
Pan, el verdadero, Peter (Pan) Davies, quien le editó su primera novela, y que
había sido también el niño huérfano que inspiró a James Matthew Barrie la
historia del país de nunca jamás. Las biografías lo describen como un editor
sensible e inteligente que en 1945 regresaba de la guerra y se encontraba con
un manuscrito rechazado por muchos, sobre una ama de casa con un marido
soldado. Estos amores y desamores de posguerra le parecieron altamente
vendibles y de calidad. La recepción fue favorable y la relación entre autora y
editor se afianzó con las seis novelas que siguieron. Peter, sin duda, habría
editado todas las obras de Taylor de no haberse quitado la vida en 1960,
dejando en evidencia la imposibilidad de la niñez eterna en este mundo y a
nuestra autora en un estado de desprotección editorial.
Nunca ganó un premio en vida. El
mismo año en que se publicaba, póstuma, su novela “Blaming”, le concedieron el
prestigioso Whitebread-Prize por su trayectoria. Fue a recibirlo su marido, el
hombre con quien vivió desde sus 23 años, al que le planchó, lavó y cocinó y a
quien jamás quiso robarle horas de atención para dedicarlas a la escritura.
Aunque tengo que decir que también he leido en algún lugar que mantuvo una
relación extramatrimonial fija durante 12 años, lo que de ser cierto,
demostraría que su vida no fue todo lo normal y corriente que quieren hacer
creer algunos.
Nunca hizo nada por buscar la notoriedad. Era tímida,
reservada y discreta. No frecuentó ningún círculo literario, aunque se carteó
con varios escritores y era pésima para dar entrevistas. En una ocasión logró
el nada envidiable record de contestar, en una entrevista para la televisión,
treinta preguntas en apenas un minuto y medio, toda una colección de
monosílabos. La elocuencia la reservaba para la escritura.
Cercana a la izquierda política, militó brevemente con los
comunistas, y luego participó siempre con el partido laborista. Aunque su
mirada crítica, no le impidió intentar entender a fondo el comportamiento de
las clases poderosas.
A medida que la Taylor de
Hollywood se iba haciendo más y más famosa, la situación se hacía más molesta
para Elizabeth la escritora, principalmente porque la actriz era reconocida por
sus frivolidades, su afán por coleccionar joyas y maridos, mientras que la
escritora era una intelectual, y en lo personal no era más que una tranquila
ama de casa, con dos hijos y un marido.
Constantemente recibía cartas de
fans de la Taylor hollywoodense que se confundían creyendo que la actriz era
también escritora y además la hacían objeto de muchas “inocentes” bromas por su
homonimia que le llegaban hasta el corazón causándole profundas heridas y
frustraciones.
“Odio mi nombre”, le escribió la
autora a una amiga en 1965. “Estaba comprando un sombrero y la vendedora me dijo:
‘Me imagino que usted se llamaría así antes de que ella se hiciera famosa, o
antes de que ella naciera’. Le respondí a regañadientes que sí, que mucho
antes. ¡Y entonces intentó consolarme! ‘Bueno, para mí usted tiene más
personalidad’.”
Delicada, aguda, incisiva en la descripción de los caracteres, con una
gran capacidad de observación del entorno cotidiano. Sus heroínas son a menudo
jóvenes que buscan su lugar en el mundo desde una inocencia sensata, que
desarma. Elizabeth Taylor, cronista elegante de las victorias y derrotas
cotidianas, se erige en el eslabón perdido entre las narradoras victorianas y
la modernidad de Virgina Woolf.
En 1975, cuando la fama de
Elizabeth la actriz empezaba a descender en “caída libre”, murió Elizabeth la
excelente novelista que paradójicamente ahora es cada vez más conocida
precisamente por haber sido tan poco conocida mientras vivía.
En 1984, la crítica británica eligió "Ángel"
como una de las trece mejores novelas inglesas, después de la Segunda Guerra
Mundial.
El año pasado, el diario The Guardian hablaba de
“redescubrimiento”. Y recientemente se ha publicado en Londres la primera y
única biografia de esta autora, se llama “La otra Elizabeth Taylor”, una
escritora cuyas obras han sido muy espaciadamente traducidas al castellano,
desde 1986. Aunque en 2012, centenario de su nacimiento, han aparecido dos
novelas suyas, y en los próximos meses
se publicarán varios títulos más. Y en 2007 Francois Ozon llevó al cine una de
sus obras: Angel. Asi que, tenemos varias oportunidades para acercarnos a su
figura y poder conocer a esta autora desconocida para el gran público, pero con
un enorme talento literario.
Me pregunto si la Elizabeth Taylor actriz llegaría a saber
de la existencia de su tocaya Elizabeth Taylor la escritora.
Fuentes:
www.periodicoperformance.com
es.wikipedia.org
Una interesante biografía, son muchos los grandes escritores que les reconocieron su obra después de su muerte.
ResponderEliminarUn abrazo.
Es cierto, por desgracia no es algo nuevo ¿verdad? Otro abrazo para ti,
EliminarHola Nieves,
ResponderEliminarme suena haber oido hablar de esta escritora.
Interesante entrada.
BEsos
Sabía que a ti te interesaría muy especialmente jejeje, me alegro de que te haya gustado y por cierto, ¡bienvenida de nuevo! es un placer volver a leerte de nuevo Lola. Un beso,
EliminarMuy interesante, Nieves. Aunque me gusta mucho leer, no sabía de la existencia de esta escritora, así que ya me ha picado la curiosidad, habrá que leer algo de ella...
ResponderEliminarUn beso.
Para mi también ha sido un descubrimiento y al igual que tú, tengo pendiente leer algo de ella tan pronto como pueda. Otro beso para ti,
EliminarLa diferencia de ser actriz a escritora , es que la actriz tiene más popularidad , porque el cine es un espectáculo, los escritores aunque sean muy buenos, su labor es siempre más discreta, porque la lectura cuesta, sobre todo a los adolescentes. Es más fácil y cómodo ir al cine, que leer un libro, aunque estoy generalizando.
ResponderEliminarPienso que las comparaciones son odiosas, aunque se llamen igual, cada una ha aportado en la sociedad cosas interesantes.
Claro MADRILEÑA, como has dicho muy bien, los dos trabajos son totalmente opuestos y opuestas parecen que eran sus personalidades también, pero las dos eran estupendas en su campo. Aunque por las cosas injustas de la vida, una fue mucho más reconocida por el público que la otra. Un beso,
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