El puente Milvio es un puente situado en el norte de Roma, es uno de los más importantes que cruzan el rio Tiber. Fue construido en el año 206 A.C. por el cónsul Cayo Claudio Nerón, como celebración tras una derrota al ejército cartaginés. Y se hizo famoso porque en el año 2006 se rodó una película titulada “Ho voglia dite” (Tengo ganas de ti) basada en un libro de Federico Moccia, en la cuál la pareja protagonista sujeta un candado al poste del puente y luego arroja la llave al Tíber sobre sus hombros. Moccia, por cierto, ha estado en Madrid esta semana para el estreno de su película basada en otro libro suyo (“Perdona si te llamo amor”).
Pero como iba diciendo, a partir del estreno de aquella primera película, se convirtió en una tradición para todos los enamorados que visitan el puente Milvio, el escribir sus iniciales en el candado y engancharlo a continuación a las farolas, para después tirarlo sobre sus hombros (como se hace en esa otra famosa tradición romana de tirar la moneda en la Fontana de Trevi).
Después del 13 de abril de 2007, las parejas tuvieron que poner fin a esta costumbre porque ese día, a causa del peso de todos los candados, se cayó la farola donde los colocaban. Para reemplazarla, se creó un sitio en Internet que permitía a las parejas el uso de candados "virtuales" (pinchando en este enlace podéis ver la página web donde se ponen). Sin embargo, desde julio de 2007, los enamorados pueden volver a colgar sus candados gracias a unas columnas de acero mandadas colocar por el alcalde de Roma.
¡Ah! Y la historia de los candados del puente Milvio no se ha quedado ahí, ya que ha traspasado fronteras llegando a otros lugares, como al mismísimo puente de Triana en Sevilla, ya que según parece, las barandillas del famoso puente sevillano están llenas de candados, debido a que varios Erasmus italianos empezaron a colocar los candados allí, trayéndonos esa romántica tradición italiana.
La verdad es que debe ser muy romántico ver todos esos candaditos de las parejas enamoradas, pero yo me pregunto ¿qué pasa cuando esas parejas se rompen? ¡a ver cómo recuperan las llaves del fondo del rio Tíber! claro que, según parece, cuando te venden el candado te dan dos llaves…….. ¿será una de ellas para guardarla en caso de que ese amor no dure eternamente?
Enero 2011
Por lo que respecta a Madrid, hace algunos años se puso de moda durante un tiempo, el colocar estos candados en el estanque del Retiro, pero últimamente parece que empiezan a encontrarse de nuevo en la Plaza Mayor, justo en la verja que rodea la estatua ecuestre del rey Felipe III. Los que desde luego estarán más que encantados con que este lugar se ponga de moda y se llene de candaditos del amor serán ¡los dueños de las ferreterias más cercanas!
Es una curiosidad esa tradición de los candados, todo un símbolo. El Tíber tiene que estar llenito de llaves. Me gusta la foto de la farola recargada de candados.
ResponderEliminarY cuando la pareja rompe...a comprar otro candado!
Un saludo nómada.
Hará dos años escribí sobre los candados del puente Milvio, un hábito que tuvo su consecuencia a raíz de la novela del escritor italiano Federico Moccia. Lo que no sabía es que la farola había cedido debido a tanto peso...y es que no se puede sobrellevar el peso de tanto amor¡ ja,ja,ja
ResponderEliminarUn placer visitarte!
Si Nuria ¡habrá que ver como está el Tiber, porque desde luego a romanticismo a los italianos nadie les gana! jajajaja. Un fuerte abrazo,
ResponderEliminarSibyla la verdad es que sí es una tradición muy bonita y además originada ¡gracias a un libro! y tienes toda la razón en que el poder del amor ¡pesa mucho! jajajja.... Un fuerte abrazo y encantada de tenerte por aquí Sibyla,
ResponderEliminarestos candados fueron inventados para promocionar la ciudad y, que vinieran más turistas, porque el amor de las parejas no dura eternamente, bueno esta bien por una parte produce un espacio romántico, mientras dure.
ResponderEliminarHola, Nieves. Pues muchas gracias por, humildemente, presentarme este humilde blog. Me gusta más el que tienes en inglés (lo entiendo bastante bien, no te creas), porque me da la sensación que los guiris nos ven así: tortilla de patata, iglesias, sangría, toros y flamenco.
ResponderEliminarPero al hilo de esta entrada, a mí no me gusta esta idea. No es que las relaciones tengan que acabar mal siempre, pero sí es cierto que la vida da muchas vueltas y a saber dónde acabaremos.
Más bien creo que es un ritualismo (de los muchos que hace el ser humano) para apegarse a la idea abstracta de la relación romántica. Mejor que cada uno tenga la llave del candado de la relación y, si las cosas no van bien, pues se abre y cada uno por su lado.
Eso sí, pones allí un puesto de venta ambulante de venta de candado y te forras!!!