¿NOS VAMOS DE CAÑAS?

El último Dia del Libro estuve de compras con una de mis sobrinas, a la caza y captura de un pantalón vaquero que se escapase de las normas de la moda imperante del talle bajo y estilo “cagado” (¡perdón!) y de camino a un VIPs (famosa cadena de cafeterias que hay en Madrid) de la calle Gran Via, para hacer allí un pequeño descanso y merendar sus maravillosas tortitas (para mí es el mejor sitio donde las preparan, sólo de pensar en ellas se me hace la boca agua……), pasamos por uno de los muchos stands que había por la calle para conmemorar ese dia y hojeé algunos de ellos para autoregalarme uno (ya sé que según la tradición te lo tienen que regalar a ti…… pero mi sobrina la pobre bastante tenía con que su economia le llegara a comprar unos vaqueros como para encima regalarle un libro a su tia …..).

Pues bien, hubo un libro que me llamó la atención por las bonitas fotos e ilustraciones que tenía y de paso, también me interesó el tema del que trataba, era sobre la historia de una de las bebidas más populares que hay en el mundo: la cerveza y como yo soy una aficionada a ella (¡muy amateur todo hay que decirlo!) pero aparte de diferenciar si es fuerte o suave y de si se sube mucho o si se sube poco y de saber lo que Homer Simpson opina al respecto de ella (según él es la causa y solución de todos los problemas), poco más sé de ella, así que me lo llevé dispuesta a empaparme de él (¡o de ella!) y al mismo tiempo, ampliar un poco mi incultura cervecera.

Así que después de leerme el libro he decidido que voy a compartir con vosotros algunas de las cosas que he aprendido, por si a algún curioso o curiosa también le interesa……

He descubierto que su origen se remonta nada menos que al Oriente Próximo, 5000 años atrás, concretamente al pueblo de los sumerios, que habitaban los valles próximos a los rios Tigris y Eufrates. Despues de ellos, los egipcios la fabricaron a gran escala para abastecer a las tropas del faraón dándoles una ración diaria. Sin embargo, después, con el auge del Islam su producción bajó hasta que en el siglo V pasó a ser producida por los monasterios de toda Europa. Y ya a lo largo de los siglos, los monjes han sido los responsables de todos los progresos por los que ha ido pasando la fabricación de la cerveza.

Poco a poco, aparte de en las abadias, también se empezó a fabricar en algunos hogares a escala reducida, que con el tiempo, fueron dando lugar a la tradición de las “public houses” o “pubs” empezando a crearse las primeras cervecerias comerciales, que con los sucesivos avances científicos y tecnológicos permitieron ir aumentando considerablemente su producción.

¿Y cuáles son los ingredientes de una cerveza?: la malta, el lúpulo, la levadura y el agua, aunque luego hay otros ingredientes secundarios como pueden ser: el azúcar, el maiz, el arroz, la miel, el cilandro, el jengibre o la piel de naranja y de limón. Y la clave de su fabricación está en la conversión del azúcar en alcohol mediante la fermentación.

Hay dos grandes tipos de cerveza: la familia de las Ale y la de las Lager. Las Ale utilizan levaduras de fermentación alta y las Lager son elaboradas por fermentación baja, que es la forma más común de hacerla, siendo el estilo pilsen el más conocido. Además de esos dos grandes grupos están la porter (muy oscura y con sabor muy intenso) y la stout, fuerte y con cuerpo (la Guinnes es un buen ejemplo de ésta).

Entre los mayores bebedores de cerveza del mundo están los alemanes, los checos, los austriacos, los irlandeses,  los ingleses, los venezolanos y los mejicanos (¿y nosotros?) y la fábrica más antigua del mundo y aún en funcionamiento se halla en Alemania. En el mundo, las cervezas más populares son las checas. Y la más cara es la Carlsberg Vintage que vale ¡270 euros la botella de 37 cl.!

En todo el mundo se celebran muchas fiestas y festivales que tienen como objeto y centro de celebración a la cerveza, aunque quizás la más conocida sea el Oktoberfest en Munich, que en realidad se celebra en septiembre y donde en 15 dias se consumen más de 500.000 libros de cerveza.

Y en cuanto a su relación con la salud, la cerveza tiene efectos anticancerígenos, puede prevenir el Alzheimer, combate los problemas de digestión en las embarazadas, retrasa la menopausia, proporciona una mayor producción de leche en las lactantes, tiene una acción favorable sobre el corazón y los musculos, favorece la eliminación de residuos del organismo, buen desinfectante del intestino, es un inmejorable elemento dietético, tiene efectos sedantes....... vamos, que no es una de las pociones mágicas de Harry Potter,  pero casi.........

Pues como Benjamin Franklin decía, la cerveza es la prueba de que Dios nos ama y quiere que seamos felices. ¡Amén!