El nombre de este blog es mi pequeño homenaje a las maletas, esas compañeras fieles e imprescindibles en todos nuestros viajes y que por suerte, con el tiempo fueron evolucionando hasta llegar a tener en la actualidad unas maravillosas ruedecitas que nos permiten poder tirar de ellas (en lugar de cargarlas) y hacer nuestros viajes mucho más placenteros aún. ¡Qué bien nos hubieran venido a muchas y a muchos hace unos cuántos años!

Amigos curiosos y viajeros

domingo, 21 de febrero de 2010

LA ALHAMBRA Y ALGO MÁS

La Alhambra La Alhambra desde la Mezquita del Albaicín

Sierra Nevada y la Alhambra desde el Albaicin

El viernes comenzamos nuestro recorrido visitando la zona del Albaicin, adonde subimos en un microbus, para ahorrarnos tiempo y cansancio innecesario, dado que ese era el día para el que teníamos las entradas para la visita de la Alhambra y debíamos estar en el recinto antes de las 2, así que en el microbus que cogimos en la Gran Via de Colón llegamos estupendamente (merece la pena, por cierto, cogerse una tarjeta de transporte económico, para poder subir y bajar de los autobuses con tranquilidad, aunque si vas con tiempo y sin prisas, la verdad es que Granada es una ciudad para andarla y las distancias entre unos lugares y otros no son nada extensas).
  • Una vez en el Albaicín, vimos la iglesia de San Salvador (que no pudimos ver por dentro, porque la estaban limpiando), la de San Nicolás (a la que es muy dificil pillar abierta, pues sólo la abren en ocasiones muy especiales), pero sin embargo, si pudimos entrar a ver la Mezquita que hay justo al lado y por supuesto, estuvimos en el mirador de San Nicolás, yo he tenido la gran suerte de haber estado en ese mirador en varias ocasiones, pero cada vez que voy es que si fuera por primera vez, porque además según la hora del día y la época del año en que vayas, la visión de la Alhambra desde allí es completamente distinta, dicen que el atardecer es la hora mágica y perfecta a la que ir allí, pero claro, es dificil que justo en tus planes te cuadre el subir allí justo a esa hora, pero bueno, hay que intentarlo al menos.

La visión de la Alhambra desde el mirador de San Nicolás es algo que no debe perderse nadie que visite Granada, es una visita obligada y un espectáculo realmente único, la perfecta combinación de la huella del hombre sobre un maravilloso entorno natural. Yo personalmente, creo que nunca me cansaría de admirarlo, una y otra vez.
  • Despues de hacer las consabidas fotos, volvimos a coger otro microbus que nos llevaría directamente al Palacio de la Alhambra, uno de los principales motivos de nuestro viaje, para mí sería la segunda visita que haría allí, pero esta vez quería hacerla con mucha tranquilidad, sin prisas y recreándome en todas sus esquinas y rincones. Como todos sabrán, La Alhambra, ciudadela y fortaleza, fue residencia de los sultanes nazaríes y de los altos funcionarios, servidores de la corte y soldados de élite. Actualmente conforma un conjunto monumental que consta de 4 zonas: la Alcazaba, los Palacios Nazaries, la Medina y el Generalife. También tiene un edificio de época renacentista, que es el Palacio de Carlos V.

La verdad es que tuvimos mucha suerte porque al ser temporada baja y quizás también por el frio que está haciendo este invierno, lo cierto es que no había demasiados turistas y pudimos ver las diferentes estancias y recintos, con toda tranquilidad, sin los apretones que habríamos tenido de haber ido en otra época. Incluso despues de verlo todo y salir a tomar algo fuera del recinto, por la cuesta de Gómerez, hicimos tiempo para volver a visitarla, pero esta vez con entradas para la visita nocturna, que por otro lado, hay que decir que fue muy corta e incluso en mi caso, decepcionante, puesto que sólo podías visitar un par de patios y la iluminación era muy pobre, según ellos, para recrear la iluminación con velas que había en su época (sinceramente, yo hubiera preferido algo de más iluminación y encima, no podías hacer fotos con flash, con lo cuál lo que podías sacar con tu cámara era bastante pobre.....).
  • Por cierto, para quién quiera leer algo más (hay que reconocer que escribir un post conlleva limitaciones de espacio y no puedes extenderte todo lo que quisieras), incluyo este enlace: La Alhambra de Granada

El sábado fue un dia muy relajado, pues nos fuimos hacia el Valle de Lecrín a ver a varios amigos mios y allí pasamos casi todo el día, un día espléndido por cierto, como todos los que estuvimos allí.
  • Y el domingo, nuestro día de vuelta, aprovechamos para ir a la zona del Realejo, un barrio con mucho atractivo, dentro del cuál nuestros pasos nos llevaron, sin planearlo, a la casa Museo de los Tiros, llamado así por los cañones que asomaban de sus almenas. Es un museo muy curioso y entretenido de ver, que está dedicado al costumbrismo granadino y a la relación de Granada con los viajes y los viajeros. El Realejo era el barrio de la antigua judería de la ciudad musulmana. Y es realmente muy agradable pasear por sus callejuelas, viendo sus cármenes. Por allí vimos también una bonita iglesia llamada de San Cecilio (que es el patrón de Granada).

Despues de pasar por la plaza del Campo del Príncipe, bajamos por la Cuesta del Realejo hasta desembocar en la plaza de Isabel la Católica, que atravesamos para seguir hasta el Corral del Carbón, hacia la zona de la Alcaiceria (que es un entramado de callejuelas con mucho sabor árabe) y desembocamos finalmente en la plaza de Bib Rambla con su fuente de los Gigantes. Esta plaza también es llamada de las Flores, por la cantidad de kioscos que las venden allí, es una plaza muy animada, con muchos bares, cafeterias y restaurantes, ideal para tomar el aperitivo o para desayunar un estupendo chocolate con churros, si quieres empezar bien el dia.
  • Despues hicimos una parada obligada para comer, en una cafeteria cercana al Hostal Atenas, donde nos alojábamos y allí, en la cafetería Olimpia (donde, por cierto, desayunamos fenomenalmente todos los días y por tres euros, nos tomábamos nuestro café, con un zumo natural y una barrita de pan, acompañándola, a elegir, entre paté o una sobrasada buenísima, aparte de la típica mantequilla o tomate con aceite) comimos un menú ligero y para compensar, de postre tomamos los exquisitos "piononos", que es el pastel típico de allí, que es una especie de bizcocho borracho con crema, canela y azúcar caramelizada ¡está realmente exquisito! Despues de comer, mi amiga Carmen se fue a descansar al Hostal el rato que nos faltaba hasta irnos a la estación y yo preferí aprovecharlo para callejear por la calle Elvira, hasta llegar a la Puerta de su mismo nombre, donde hice las penúltimas fotos del viaje (¡las últimas las hice en la misma estación!).

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