EL TERREMOTO QUE VIVI EN SICILIA

El post anterior sobre terremotos me ha hecho recordar el que yo viví en Sicilia hace 8 años........

En septiembre de 2002 estaba pasando mis vacaciones de verano con una amiga, recorriendo la isla italiana de Sicilia, habíamos estado en Catania (donde subimos por la ladera del volcán Etna y que, precisamente, un mes después tendría una fuerte erupción), habiamos visto la hermosa Catedral de Monreale, la espectacular ciudad de Taormina, con su impresionante teatro greco-romano, Siracusa (con su famosa gruta en forma de oreja), Cefalú (un pintoresco y bonito pueblo de pescadores) ……..y en el tramo final de nuestro viaje nos tocaba pasar los últimos tres dias en Palermo.

Habíamos llegado a Palermo a última hora de la tarde del día 6 de septiembre y decidimos cenar cerca del hotel para poder irnos pronto a descansar y estar frescas al día siguiente, aunque antes de cenar estuvimos callejeando un poco por la parte vieja de la ciudad y nos dimos cuenta mientras paseábamos de que parecia el tipico decorado de alguna película de mafiosos: las fachadas sucias, la ropa tendida en las ventanas, la escasa luz ......... vamos, que no nos hubiera extrañado cruzarnos con don Vito Corleone en alguna esquina.

Despues de volver al hotel, hacia la mitad de la noche yo dormía profundamente cuando mi amiga me dió en el hombro para despertarme y avisarme de que ocurría algo raro. Yo de repente sentí como que mi cama se balanceaba, tenía la sensación de que alguien estuviera meciéndola de uno a otro lado y en un primer momento no tenía claro si estaría en medio de un sueño o si aquello era real, pero para terror nuestro, nos dimos cuenta enseguida de que aquello era real y de aquello era un terremoto.

En ese momento tuve tiempo para reflexionar sobre si aquel terminaría siendo el último viaje que haría en mi vida, al mismo tiempo que me preguntaba que quién me habría mandado a mí hacer aquel viaje, con lo bien y tranquila que estaría, de haberme quedado en nuestro país, sin necesidad de haberme ido tan lejos. A continuación oí a mi amiga decir que se estaban moviendo los muebles de la habitación, yo, por suerte para mi en aquellos momentos, soy miope, por lo que no lo pude ver tan claramente como ella y estuvimos unos segundos dentro de nuestras camas esperando a ver si se pasaba aquello y sin saber muy bien que sería lo mejor para hacer.

Finalmente nos fuimos hacia la terraza, en vista de que no se paraba, o mejor dicho, en vista de que estaban teniendo lugar varios movimientos sísmicos, uno a continuación del otro, miramos hacia la calle para ver lo que hacía el resto de la gente, pero curiosamente no vimos a nadie en la puerta de nuestro hotel. Al final llamamos a la recepción para que alguien nos dijera algo, pero entre los nervios y el que no entendíamos el italiano, nos quedamos como estábamos, aunque creimos entender que lo que la empleada de recepción estaba haciendo era tratar de calmarnos, quitando importancia a lo que estaba sucediendo. Finalmente nos quedamos en la habitación, sin pegar ojo en toda la noche y deseando que llegara pronto el nuevo dia.

Al día siguiente, al ir al cuarto de baño, pudimos comprobar que lo que habíamos vivido la noche anterior no había sido ningún sueño, sino más bien una pesadilla hecha realidad, de la que habían quedado huellas en forma de un montón de azulejos caidos de la pared y el toallero arrancado de cuajo y caido sobre la bañera. Al bajar a desayunar nos enteramos de que "aquello" había sido un terremoto de magnitud 5,6 en la escala Richter, de que había habido varias réplicas antes y después de aquel que nos despertó a nosotras y de que, por suerte, el epicentro había sido a 50 kilómetros mar (Tirreno) adentro, entre las islas griegas de Skyros y Evia. En nuestro recorrido por la ciudad ese día, pudimos ver las muchas secuelas que los movimientos sísmicos de la noche anterior habían dejado, con muchos trozos de fachadas de los edificios y sobre todo, de muchas iglesias (en Palermo hay cantidad de iglesias) desparramadas por todos los lugares de la ciudad.

También nos enteramos cuando compramos la prensa, de que habian muerto un par de personas a causa del terremoto, aunque según decían, de una forma indirecta, ya que fallecieron una anciana y un hombre de mediana edad que tenían dolencias cardíacas previas y murieron de sendos infartos…..

Y por supuesto, los dos dias restantes que nos quedaban por estar allí, nos sentimos intranquilas e inseguras todo el tiempo, por si aquello podía volver a repetirse y quizás con más fuerza; por suerte, no ocurrió y aunque llegamos a ver todo lo que teníamos planeado y previsto, no encontrábamos la hora de dejar Palermo y coger nuestro avión de vuelta a Madrid, donde cuando pisamos tierra firme, sentimos más alegria que en ningún otro viaje anterior que hubíéramos hecho y dijimos con toda la fuerza de nuestros pulmones: ¡hogar, dulce hogar!

Aunque tengo que dejar muy claro que, a pesar de nuestra “movida” experiencia final del viaje, Sicilia me encantó, no en vano, es cuna de varias civilizaciones y en el mundo antiguo sus ciudades estaban entre las más bellas del mundo griego…… así que, para quién no haya estado, yo desde luego, le animo desde aquí a disfrutar de su espectacular costa, de su buena y variada gastronomía y por supuesto, de su abundante riqueza artística, aunque si alguno de los que leáis este post decidis viajar allí, espero que.... ¡la disfrutéis sin terremotos incluidos en el programa del viaje!

Cefalú

Taormina

Siracusa

Palermo