LA CIUDAD DE SPLIT, EL RETIRO DORADO DEL EMPERADOR DIOCLECIANO

La ciudad de Split nos recibió con lluvia, sería la primera tormenta de las varias que ibamos a tener a lo largo de nuestro recorrido por tierras croatas.

Pero aún así y con lluvia, es una de las ciudades más bellas que vi en mi viaje, esta si me dejó huella. Tiene 200.000 habitantes y su casco histórico está enclavado dentro del recinto del Palacio que el emperador Diocleciano mandó construir allí, cuando se cansó de trabajar echando a los pobres cristianos a los leones y a los 60 años decidió que ya era hora de jubilarse (¡afortunado él y no como otros a los que nos quieren hacer esperar a los 67!). Y para construir su Palacio no se privó de traerse los mejores mármoles, ni esfinges egipcias (tenía una gran pasión por el arte egipcio), ni cualquier otro capricho que se le ocurriera traer del lugar que fuera necesario.

Alrededor del Palacio, que realmente era una gran fortaleza, fue creciendo la ciudad de Split y es muy agradable pasear dentro de su recinto, que es el actual casco viejo de la ciudad, descubriendo palacetes, plazas y antiguas calles romanas, con cantidad de detalles de la época.

Esta atractiva ciudad está declarada Patrimonio de la Humanidad (la verdad es que tienen tantos lugares declarados así, que yo creo que deberían declarar a toda Croacia “Pais Patrimonio de la Humanidad” y así acabarían antes, digo yo).

Dentro del Palacio te sientes realmente transportada en el tiempo, en medio de tantas reliquias de la historia. Enfrente de Split, se encuentra la isla de Brac, en donde son muy famosas sus piedras blancas, que han utilizado en la construcción de muchos monumentos conocidos, como por ejemplo, en el de la Casa Blanca en Washington).

En lo que es ahora la Catedral del Domnio, estuvo inicialmente el Mausóleo de Diocleciano, pero al ser retirados sus restos de allí, se convirtió en iglesia.

Para guarecernos de la lluvia, que empezó a caer fuerte por la tarde, se nos ocurrió subir los 183 peldaños del campanario de la Catedral, desde el cuál tuvimos ocasión de disfrutar de unas vistas espléndidas, a pesar de lo nublado que estaba el día.

Como dicen que "a mal tiempo buena cara"

aquí estoy sonriendo desde la torre de la Catedral

Y aquí os dejo algunas fotos más de este dia.

vista de parte de la muralla del Palacio

Diocleciano desde el Paseo Marítimo

a estos crios, que se parecían a la Familia Trapp

 de "Sonrisas y Lágrimas", pero

transportados a los tiempos actuales,

ya los habíamos visto en Dubrovnik,

cantando para recoger dinero para

alguna organización religiosa y

el resto del viaje hicimos apuestas sobre

dónde volveríamos a encontrarlos......

Continuará...........................................