DE ESCAPADA POR BENAVENTE, CRUCE DE CAMINOS Y PASO DE PEREGRINOS

Atardecer desde el mirador de Soledad González

Parador de Turismo de Fernando II de Benavente

Aunque el post de hoy pueda sonar, por el título que le he puesto, a un documental de la 2, realmente es un post viajero que he elaborado, de cuando estuve allí un fin de semana el pasado mes de agosto, en casa de unas amigas, que aunque viven en Madrid, van a menudo por allí a visitar su tierra.

Haciendo un poco de historia, os diré que este pueblo zamorano tuvo gran importancia en la Edad Media por ser un importante cruce de caminos y aún hoy lo es, ya que es un punto de comunicación muy importante entre Castilla-León, Asturias y Galicia. Y es, además, la etapa 23 de la Via de la Plata del Camino de Santiago (Ruta Benavente-Astorga).

Benavente fue en la Edad Media lugar de condes y duques. Tuvo muchas iglesias y conventos que con el tiempo fueron desapareciendo. Y entre los monumentos que quedan, destacan estos:

- La Iglesia de Santa Maria del Azogue (que en árabe significa “mercado”). Es una preciosa y espectacular iglesia románica de 5 ábsides.

- La Iglesia de San Juan del Mercado, esta tiene 3 ábsides y en su portada tiene un estilo más típicamente románico.

- El Hospital de la Piedad, en su momento estuvo destinado a acoger a peregrinos, después se destinó a acoger a todos los enfermos que pasaran por allí y actualmente es una residencia de ancianos. Tiene una bella portada renacentista.

- El Castillo de Benavente, perteneció a los condes de Pimentel, que despues emparentaron con los duques de Osuna (los cuáles fueron, por cierto, los propietarios del Palacio que hay en el precioso y coqueto Parque del Capricho de Madrid). Del antiguo castillo y fortaleza sólo se conserva la Torre del Caracol, que actualmente forma parte del famoso Parador de Turismo de Fernando II, donde, por cierto, se estaba de maravilla tomando allí un refresco al caer la tarde.

- El Paseo de la Mota y el Mirador de Soledad González, está justo antes de llegar al Parador y desde el Mirador se pueden contemplar las mejores puestas de sol de la ciudad, realmente espectaculares.

Y bueno, después de la parte artística y cultural que os he contado, tocan otras también muy placenteras, como por ejemplo, la gastronómica. Una de las cosas que más me gustó de Benavente, tengo que reconocerlo, fue el tapeo. Los benaventanos saben disfrutar muy bien de la cultura del “ir de tapeo”, haciendo diversas rutas por el centro (aunque también se han ido abriendo paso otras rutas más lejos de allí), y donde por 70 céntimos puedes pedir un corto (copa pequeña de cerveza, ideal para las que “se nos sube” con un par de cañas normales) o un chato de vino, que se acompañan con ricas tapitas de lo más variadas y todas exquisitas (cada bar suele tener varias que son su especialidad).

Y ya pasando a mayores y yendo más allá de las tapas, tienen gran fama sus carnes (asadas en hornos de leña), quesos (que tienen la denominación de origen de “queso zamorano”), miel y licores. Son famosos también el bacalao al ajo arriero, sus cangrejos de rio, truchas asalmonadas y las ancas de rana. Y en el apartado postres (importante para una golosa como yo, hay que destacar muy especialmente sus famosas “bombas” (que son auténticas bombas de relojeria para los michelines, pero para el paladar son un auténtico pecado) y sus famosos “feos”, que no, no son los feos del pueblo, sino que son unas pastas almendradas con azúcar, pero además de estos dos típicos postres de allí, tienen muchas más muestras de la rica reposteria benaventana, como los pasteles hechos con crema o merengue, realmente buenísimos (¡y doy totalmente fe de ello!).

Benavente es un lugar de rios y valles, y posee una vega muy rica, con muchas huertas. Es muy famosa su Feria del Pimiento, que tiene lugar a finales del mes de septiembre. Otras Ferias importantes que tienen lugar allí son la FEMAG, que es una Feria de Ganaderia, maquinaria agrícola y productos del la tierra, donde puedes degustar todo el vino y queso que quieras y que se celebra a principios de septiembre. Y otra Feria de más reciente creación es la del Magosto, que consiste en una degustación de castañas asadas y que marca el comienzo del invierno.

Los benaventanos son muy aficionados a los toros y entre sus tradiciones más marcadas está la del toro enmaromado, aunque antes de hablar del origen de esta tradición, hay que hablar del origen de su Patrona, la Virgen de la Vega. Estando en guerra con los moros, éstos quisieron asaltar la ciudad y entonces se les apareció esta Virgen, llevando un montón de piedras en el mandil, que fue tirando a los moros, evitando así que éstos se apoderaran de la ciudad. Se celebra ocho dias despues del Domingo de Resurrección y ese dia también tiene lugar la tradición de pedir el toro (el toro enmaromado), que tendrá lugar 50 dias despues. Y su origen se debe a una condesa que tenía una ganaderia y que un dia saliendo a pasear con su único hijo, uno de sus toros le mató y a partir de entonces, ella como represalia, mandó que todos los años se sacrificará un toro en esa misma fecha (el día antes del Corpus). La verdad es que si rastreáramos todas las tradiciones, veríamos que la gran mayoría, tuvieron generalmente su origen en algún hecho real y verídico.

Y aquí os dejo algunas fotos de mi visita a esta atractiva localidad, cruce de varios caminos y a medio camino también, entre la modernidad y las tradiciones más arraigadas.

Parador de Turismo

Hospital de la Piedad

Iglesia de San Juan del Mercado

Iglesia de Santa Maria del Azogue

Casa de Soledad González (Casa de la Solita)