ADMIRO LA VALENTIA DE LOS INMIGRANTES

He leido en la prensa de hoy una noticia que me ha impactado y conmovido sobre un trabajador marroquí sin papeles que ha muerto en un hospital de Ceuta, después de que tuviera un accidente pintando unas escaleras en una vivienda, abandonado por su propio patrón a las puertas del hospital por miedo, ya que carecía de permiso de trabajo y residencia en España.

Y ha tocado mi sensibilidad porque me he imaginado a ese trabajador fuera de su casa y de su familia, que había abandonado su hogar en busca de trabajo y mejores oportunidades, para ganar un dinero con el que alimentar a los suyos.

Y esto me ha hecho preguntarme ¿dónde está la humanidad de la gente? ¿se merecía ese hombre morir abandonado a las puertas de un hospital, lejos de su familia, simplemente por haber intentado ganarse la vida honradamente? ¿es algún delito querer una vida mejor?

El tema de la inmigración me sensibiliza muy especialmente, por algún motivo soy capaz de ponerme fácilmente en el lugar de esa gente que tiene que irse de su propio pais para mejorar sus propias condiciones de vida y las de su familia, algo muy loable y muy valiente, porque hay que ser muy valiente para abandonar aquello que conoces, en busca de un mundo mejor, pero totalmente desconocido y sin saber que te vas a encontrar.

Yo admiro y respeto mucho a todos los inmigrantes  y aunque tengo experiencias cercanas en el tema de la emigración (con tios que emigraron a Francia e Inglaterra en los años 60 buscándose la vida y yo misma he vivido en otro pais, aunque en mi caso, por motivos de formación académica), realmente creo que aunque no las hubiera tenido, habría seguido admirándoles y, de hecho, tengo muchos amigos inmigrantes y me entiendo muy bien con ellos, porque además suele ser gente preparada y formada, a la que “no se le caen los anillos” por hacer cualquier tipo de trabajo y sobre todo, porque la valentía y el no conformarse son cualidades que valoro muy especialmente en la gente.

Y por eso no puedo entender, a veces, esa xenofobia de algunas personas hacia los inmigrantes, ya el sólo hecho de hacer la maleta para dejar la comodidad de lo conocido para ir en busca de lo incierto y desconocido, hace que esa persona sea, ya de entrada, merecedora de mis mayores respetos.

Y desde aquí, le mando mi admiración y pequeño homenaje a Brahim, ese ciudadano marroquí de 54 años, que ha muerto esta tarde en el Hospital Universitario de Ceuta tras estar desde el jueves en estado de muerte cerebral, a él y a todos los demás inmigrantes que están ganándose la vida en nuestro país honradamente y sin hacer daño a nadie.