NUESTRA VISITA AL PARQUE NACIONAL DE ORDESA, UN PARAISO EN LOS PIRINEOS

Como sabrán los lectores habituales de este blog, hace un par de semanas estuve en Huesca, que es una de esas provincias que vas dejando de lado, porque siempre hay otras que piensas que van a ser más atractivas y claro, sucede que cuando algo te lo esperas menos, cuando llega, te sorprende doblemente. Y eso es lo que me ha pasado con Huesca y su provincia, que me ha sorprendido muy gratamente y hay algo que me ha impactado y encantado muy especialmente en este viaje: el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido. Es realmente espectacular, con unas vistas tan sorprendentes que te llegan a dejar sin palabras.

Este parque tiene el macizo calcáreo más alto de Europa: el Monte Perdido, que tiene 3.355 metros y a sus pies se extienden los valles de Ordesa, Añisclo, Escuain y Pineta, por los que corren los rios Arazas, Bellos, Yaga y Cinca, según los geólogos, este macizo tiene su origen hace 200 millones de años cuando era un fondo marino y posteriormente fue modelado en la era cuaternaria por los glaciares, dando lugar a los perfiles actuales, profundizando los valles y creando circos y otras formas de erosión glaciar. Y de hecho, todavía resisten allí dos glaciares. Y todo esto unido forma una gran obra de arte que la naturaleza nos ha querido regalar, mostrándose en todo su esplendor cuando llegas al pueblo de Torla, que está enclavado en un maravilloso entorno desde donde, en su gran estacionamiento público se pueden coger los autobuses-lanzadera que en 15 minutos te dejan en la pradera que da acceso al parque. Este parque es el segundo de España después del de Covadonga, en Asturias. Y es Patrimonio de la Humanidad desde 1997.

Tiene casi 1.400 especies vegetales, distribuidas según las distintas altitudes. Hay hayas, pinos negros, bosques de bojs, avellanos…. Pero lo que más me llamó la atención fue el poder contemplar la preciosa y delicada flor alpina del edelweiss (que yo conocí, por cierto, a través de la pelicula “Sonrisas y lagrimas” ¿os acordáis de la canción que salía en ella? Pinchar aqui). Actualmente es una especie protegida debido al grave peligro de extinción que corre, sólo se la puede encontrar en los Alpes y en los Pirineos y a partir de los 1.200 metros de altitud, y además, es muy difícil de ver en todo el año, salvo en julio que es cuando florece, pero si vas en agosto ya se habrá marchitado, así que tuvimos mucha suerte al ir en julio y poder verla.

Esta es una foto que tomó Javi, otro de nuestros intrépidos guias-conductores, que no dudó en dar un salto para poder sacar para nosotras algunos primeros planos de esta frágil y a la vez, resistente flor, símbolo de Ordesa y símbolo de todos los montañeros. La leyenda más extendida cuenta que los hombres que pretendían demostrar su amor a una mujer, tenían que subir más de 2.000 metros para conseguir una y entregarla a su amada. Es por eso símbolo de valor y coraje, representa el honor, el mundo mágico de los sueños y el amor eterno que nunca se secará. Dicen que era la flor preferida por la famosa emperatriz Sisi. Por cierto, edelweis en el lenguaje de las flores significa: escríbeme.

Dentro de la fauna del parque hay aguilas reales, marmotas, martas, jabalís, viboras, cabras, zorros y especialmente, quebrantahuesos que es una especie en extinción y de la que sólo quedan 40 parejas en los Pirineos para seguir reproduciéndose, según nos contaron en el Eco Museo de Ainsa.

Nuestro primer contacto con Ordesa fue un paseo que dimos el mismo dia de nuestra llegada, siguiendo la ruta de la Cola de Caballo, que es la más conocida y seguida por la mayoria de los visitantes del parque, de entre las varias que hay. Se supone que esta ruta te la haces en unas seis horas, pero nosotras la iniciamos demasiado tarde como para poder realizarla completa, so pena de que hubiéramos querido quedarnos a dormir a la luz de la luna en pleno parque (emocionante, si, pero francamente nuestra mochila de novatas viajeras senderistas no iba tan aprovisionada como para esas vicisitudes), asi que decidimos llegar a las primeras cascadas que viéramos y ahí darnos la vuelta de bajada al parking para coger el autobus de vuelta a Torla y mientras la mayoria de los senderistas volvían de regreso, nosotras ibamos contracorriente en busca de las cataratas perdidas. Y mientras la gente con la que nos cruzábamos nos preguntaba agotada si quedaba mucho para llegar a la pradera del parking, nosotras nos interesábamos por cuánto tiempo nos quedaba para las cataratas.

La verdad es que habia bastante tráfico senderista, de todas las edades, razas y colores, familias, paseantes solitarios, mamas embarazadas (¡si, vimos una!), papas empujando el cochecito del niño…. Vamos, que era una ruta muy popular, que ya no sabias bien si estabas en plena naturaleza o en la calle Gran Via de Madrid, pero la verdad es que tengo que decir que a pesar del exceso de gente, el entorno era una maravilla y cada dos por tres nos parábamos para hacer fotos, por lo que teniamos que estar tirando unas de otras cuando nos quedábamos demasiado extasiadas con algo. Despues de más de una hora de recorrido llegamos a las cataratas de Arripas y ahí, después de poner nuestra bandera imaginaria de llegada a la meta y hacer unas cuantas fotos, decidimos iniciar el recorrido de vuelta, ya que hacia tiempo que no nos cruzábamos con nadie y temíamos que si seguiamos avanzando, se nos pudiera hacer de noche al volver o aún peor, que perdiéramos el último autobus de vuelta a Torla ¡la próxima vez que vaya a Ordesa me he prometido que haré el recorrido completo! Aunque luego nos enteramos de que dentro del parque hay un par de refugios donde se puede dormir: Goriz y Gornatiza Pineta (claro que a saber por donde estarían) y existe otra red de refugios donde parar temporalmente unas horas en caso de lluvia o de otra emergencia.

Al dia siguiente teniamos ya reservada una excursión con una agencia de taxis en Torla (Ordesa Taxi 4x4), para recorrer varios de los miradores del parque en un 4 x 4 y a las 10 nos recogió en nuestro hotel (por cierto, estupendo y totalmente recomendable, el Villa de Torla, tenia hasta piscina, a pesar de ser sólo de dos estrellas). Esa excursión fue de lo mejor del viaje, tuvimos la suerte de que nos tocara el conductor más experimentado, porque la verdad es que ir subiendo por las laderas del parque por una estrecha carretera en la que veias de vez en cuando grandes piedras en el camino caidas de desprendimientos recientes (dicen que la peor época para ir es en primavera, precisamente por el riesgo de desprendimientos y avalanchas) que habia que rodear poniéndose al borde de precipicios (vamos, de lo más emocionante). Jorge, nuestro conductor nos contó que llevaba 18 años en el negocio de los taxis 4x4 recorriendo Ordesa y que hasta el momento nunca habian tenido ningún incidente (esto nos dió bastante tranquilidad, todo hay que decirlo) aunque si nos dijo que en una ocasión tuvo que hacer 9 kilómetros marcha atrás por esa estrecha carretera llena de curvas porque hubo una avalancha de nieve y no quedó ni rastro del camino (desde luego, hay que tener una gran sangre fria para controlar una situación asi).

En esta excursión que ibamos a realizar en cuatro horas ibamos 4 coches con 8 turistas en cada uno de ellos, dispuestos y predispuestos a admirar aquel llamado “Paraiso de los Pirineos”, que no sólo no nos defraudó sino que colmó con creces todas nuestras expectativas. En cada mirador que parábamos (y vimos 6) lanzábamos miradas y exclamaciones de admiración y sorpresa, que iban “in crescendo” según llegábamos al mirador siguiente. Los colores predominantes en esta época del año son el verde, que domina los fondos del valle y los llanos y el amarillo (formados por las plantas llamadas erizonas) que ibamos viendo en las laderas según ibamos subiendo.

Sin duda ninguna, nuestra visita a las cimas de Ordesa fue lo mejor de nuestro viaje, visitar este parque es algo único e indescriptible, de esas experiencias que te dejan huella……..

Por cierto, me vuelvo a hacer otra escapada veraniega
y esta vez le toca a Huelva,

de Huesca a Huelva y tiro porque me toca.....

¡Hasta dentro de unos dias!