- Hace un par de días leí en un periódico inglés on line una noticia sobre una mujer alemana de 62 años, que dirigía una sucursal bancaria cerca de Bonn y que viendo como muchos de sus clientes no llegaban a fin de mes y se endeudaban cada vez más, guiada por un espíritu de compasión y solidaridad, tuvo la idea de mover dinero de las cuentas de los clientes ricos a las de los clientes cuyos números rojos eran cada vez mayores.
- Entre 2003 y 2005 estuvo haciendo hasta 117 transferencias de unas cuentas a otras, por un valor de 11 millones de dólares, hasta que los clientes pobres volvían a ser solventes de nuevo y ella volvía a reintegrar el dinero a la cuenta de donde lo había cogido. Pero resultó que algunos de los clientes insolventes no pudieron devolver el dinero y el banco perdió 1,5 millones y esta mujer fue procesada.
- Hace unos dias un Tribunal la ha condenado a 22 meses de reclusión, aunque no llegará a pisar la cárcel, porque han considerado las buenas intenciones de fondo que había en su delito y que ella no había sacado ningún beneficio personal (durante todo el tiempo siguió llevando su vida sencilla de siempre), sino que, por el contrario, ya había sufrido bastante perdiendo su empleo y pagando también una compensación económica por ello.
- Ahora, según informa la prensa, la buena señora vive de una pequeña pensión.
- Ni Errol Flynn, ni Kevin Costner, ni Russell Crowe de Robin Hood de los bosques en una historia de ficción, sino una bonita historia real en estos tiempos de insolidaridad y egoísmo, despues de todo ¿verdad?
¡Uy Dios! pobre mujer la del banco, si sólo quería ayudar a los pobres ¡no es justo!
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