FITUR ¿QUIÉN DA MÁS POR MENOS?

Ayer estuve en FITUR, la Feria más importante del turismo en España, que este año ha celebrado su 30ª edición. Esta feria española está, por cierto, dentro de las tres primeras a nivel internacional (¡por algo siempre hemos tenido en el turismo uno de nuestros principales reclamos!).

• Como empedernida viajera que soy, procuro no perderme esta Feria ningún año, ya sólo ir a ella me hace vivir la ilusión anticipada de futuros viajes (me ocurre lo mismo cuando piso un aeropuerto o una estación de tren, por el motivo que sea).

Este año he ido con mi sobrina Cristina, que promete ser tan viajera como su tia (mi otra sobrina, Eva, tampoco se va a quedar corta), pues también le encanta eso de hacer y deshacer maletas y de momento, con 17 años ya conoce 5 países (su tía, hasta la fecha, esa cifra la tiene en 24) y ambas esperamos seguir aumentándolas, así que en esta nueva cita anual, fuimos con la idea de coger material para próximos destinos, ella para repetir otro viaje a Inglaterra el próximo verano y yo para coger información de Berlín, Croacia, Logroño y sobre rutas (no demasiado duras) del camino de Santiago y ya de paso, visitar los stands de Senegal y Guatemala, sobre los que me habían hecho encarguitos un par de compañeros del trabajo.

• Por cierto, quiero hacer un inciso aquí sobre el excesivo precio de la entrada a la Feria (8 euros), de hecho pienso que las entradas a cualquier tipo de Feria (sea la que sea) deberian ser gratuitas, puesto que, al fin y al cabo, se hacen porque hay unas empresas que quieren vender y exhibir sus productos ante unos clientes potenciales de los que se pretenden que les llegue bien el mensaje y compren esos productos que están viendo, las Ferias son un acto de promoción y venta. Es como si por entrar en cualquier comercio (ya sea El Corte Inglés, Ikea o cualquier tienda del barrio) te cobraran sólo por ver, esto no sería muy lógico ¿verdad?..........
  

Pero a la vez que ibamos consiguiendo nuestros preciados materiales viajeros, fuimos viajando (valga la redundancia), a través de los extensos y enormes pabellones de IFEMA, por muchos paises, donde podíamos degustar desde unas exquisitas migas en Castilla-La Mancha hasta un delicioso café colombiano, o disfrutar tanto del sonido de una gaita escocesa como de una rítmica música de percusión en Costa de Marfil o incluso ver por allí al mismísimo Mr. Bean haciendo sus famosas muecas a todo aquel que pasara por su lado. También tuvimos ocasión de traernos algunos souvenirs (que es algo que no suele faltar nunca en ningún viaje que se precie), como unas preciosas pulseras de la suerte hechas con lanas multicolores de Guatemala o unas bonitas chancletas de la Riviera Maya o un abanico de Madrid o una pequeña bandolera de loneta de Santa Pola.

• Y al final, nuestro própósito de "no cargar como burras" y sólo coger un par de folletos, se quedó fuera del recinto de entrada y volvimos a casa con un par de bolsas cada una, llenas de catálogos (con fotos tan bonitas, que claro ¿quién se podía resistir a cogerlos?), bolígrafos, pins, llaveros, calendarios, revistas de viajes, guías de idem, pulseras varias, marcapáginas, bolsas en varios formatos, texturas y colores.................. ¡y eso porque no somos pulpos y por suerte, sólo tenemos 2 manos, que si no........!