Anoche viendo un programa de TV sobre el desastre de Japón, no podía dejar de mirar las imágenes como hipnotizada, veía la terrible fuerza de ese tsunami que asoló la costa noreste de Japón hace justo 8 dias y que arrastraba con una fuerza brutal todo lo que encontraba a su paso, ya fueran coches, barcos o casas como si fueran figuritas de papel.
Porque este ha sido el auténtico drama humano del terremoto, ya considerado el mayor de toda la historia de Japón, lo terrible son esas más de 8.000 personas contabilizadas muertas hasta la fecha y esas más de 12.000 desaparecidas (que son realmente fallecidos cuyos cuerpos no han sido encontrados aún, ni seguramente serán encontrados nunca muchos de ellos por haber sido arrastrados por el mar) y un millón de personas que quedarán sin hogar. Tanta desolación y destrucción en tan sólo unos pocos minutos.
Ahora toca enterrar a sus muertos, ahora toca llorarles, porque los japoneses también lloran ¿cómo no iban a hacerlo? Ellos son como el resto de todos nosotros, sólo que están tan bien educados desde niños que se han acostumbrado a no exteriorizar sus sentimientos de tristeza para no entristecer a los que tienen al lado.
Ahora toca desescombrar y empezar de nuevo, toca volver a levantar todo desde cero, toca dar nuevos hogares a los que lo han perdido todo, ahora toca ayudar, apoyar y consolar a los que han perdido a sus seres queridos.
Y en medio de todo ello, cientos, miles de historias humanas diferentes cuyas vidas se trastocaron ese 11 de marzo de 2011, vidas como las de:
Una abuela que volvió una semana despues del terremoto al que había sido su hogar, compartido con su hijo, su nuera y su pequeña nieta. Y aunque no quedaba ya nada de la casa, pudo ver un cerezo que habían plantado cuando nació su nieta hace un año y medio y vió con alegria que a la planta le habia salido un nuevo brote, lo que a ella le ha hecho recobrar la esperanza de pensar que su nieta desaparecida podría quizás estar viva en algún lugar......
O ese otro anciano de 83 años, Hamakake Rikio, antiguo socorrista de la playa, que vió como esa gran ola gigantesca, más alta incluso que un faro -según dijo- salía de las profundidades del océano, llevándoselo todo a su paso, incluido el que habia sido su negocio durante más de 26 años, una pescaderia. Ahora lo ha perdido todo.......
O esa madre que llora ante el nacimiento de su hijo, en medio de la tragedia, mientras su marido inmortaliza ese gran momento íntimo, con la cámara de su móvil, a pesar de todo.......
O esa mujer de 83 años, Tsun Kimura, que huyó del tsunami en su propia bicicleta alejándose hacia lo más alto de su pueblo, en cuanto oyó las sirenas de alarma, anunciando la llegada del tsunami.......
O ese salvamento casi milagroso de entre los escombros causados por el tsunami, de un joven de 16 años y de su abuela, ocho dias despues de la catástrofe, a los que el tsunami pilló en la cocina de su casa y se pudieron alimentar durante estos dias a base de yogures.........
O esa joven, Miki Endo, a la que ya se la llama como "la heroina de Minamisanriku", que estuvo gritando por un altavoz con tal intensidad e insistencia para que la gente se alojara de la costa, que consiguió que muchos se salvaran, incluidos sus propios padres, pero de ella no se ha vuelto a saber nada y se mantiene como uno más de los muchos desaparecidos.
O esos trabajadores que están luchando en la central de Yukushima, para que no haya más fugas de radioactividad, a los que ya llaman los "ninjas nucleares", como unos actuales kamikazes, porque son capaces de sacrificar sus propias vidas por las de todos los demás .........
Y todos los demás que tendrán que volver a empezar de cero, en unas condiciones pésimas, sin agua, sin gas, sin electricidad en medio del invierno, con posible radioactividad en sus alimentos.......
Todos ellos son las auténticas víctimas de la tragedia y los auténticos héroes del tsunami japonés.
Despues de esto sólo puedo decir que admiro al pueblo nipón, admiro su valentia, su serenidad, su auto-control en medio de la adversidad, su saber estar ante la tragedia, su gran educación, su enorme espíritu cívico (sin actos de pillaje en los peores momentos de caos), su paciencia ante los exhaustivos controles de radioactividad, su lealtad y fe ciega en su gobierno, su dedicación al bien común por encima del interés individual, su resignación sin victimismos ante lo inevitable, su sobriedad frente a los alarmismos apocalípticos de la prensa internacional durante estos dias, su dignidad ........ Como me decia mi padre hoy, los japoneses son un ejemplo para el mundo.
Fotos procedentes de distintos periódicos on line.
Es impresionante el ejemplo de civismo y serenidad que nos dan los japoneses en medio de una tragedia de esta magnitud.
ResponderEliminarQue tengas una feliz semana.
Son increibles ¿verdad Lola? Y es en estas situaciones extremas cuando la gente muestra realmente su auténtica dimensión humana, fuera de esto lo demás son tópicos superficiales. Un besote y un abrazo muy fuerte. Por cierto, dentro de nada ¿ya vienes por Madrid, no?
ResponderEliminarMuy buena información, me ha sido de mucha utilidad, para una redacción similar, gracias
ResponderEliminartarot visa