El nombre de este blog es mi pequeño homenaje a las maletas, esas compañeras fieles e imprescindibles en todos nuestros viajes y que por suerte, con el tiempo fueron evolucionando hasta llegar a tener en la actualidad unas maravillosas ruedecitas que nos permiten poder tirar de ellas (en lugar de cargarlas) y hacer nuestros viajes mucho más placenteros aún. ¡Qué bien nos hubieran venido a muchas y a muchos hace unos cuántos años!

Amigos curiosos y viajeros

domingo, 27 de octubre de 2013

VIAJE A IRLANDA: KILLARNEY, PENINSULA DE DINGLE, ACANTILADOS DE MOHER, GALWAY, ABADIA DE KYLEMORE, SLIGO Y LETTERKENNY


Nuestro siguiente dia en nuestro recorrido por tierras irlandesas continuamos en ruta hacia Killarney, donde teníamos previsto visitar la Casa de Muckross House y el Parque Nacional. La casa es un lugar delicioso y de lo más auténtico y tradicional, que vale mucho la pena visitar y allí estuvimos un buen rato.  Despues de visitarla,  varios de nosotros decidimos coger un coche de caballos para dar un paseo por el Parque, a 13 euros por persona, durante una hora (algo caro la verdad, aunque mereció la pena), fuimos bajo las riendas de Hillary (el atractivo conductor del coche, que no, no era pariente lejano de Hillary Clinton) y Bob (el obediente caballo que tenía la ingrata tarea de tirar de siete de nosotros). Llegamos a un lago que, junto con el castillo de Ross que estaba alli mismo, formaba una auténtica estampa medieval.

Casa de Muckross House


no, este no es Hillary, os lo prometo, desgraciadamente no le hice foto,
en cambio si se la hice a este otro pintoresco conductor que estaba por alli,
foto que me salió un poco cara, ya que a cambio de dejarse fotografiar, me tuve que
hacer otra con él aguantando que me apachurrara con su abrazo de oso,
os digo que a veces es muy duro esto de ser fotógrafa aficionada .....jejeje

Por la tarde fuimos hacia la peninsula de Dingle, donde visitamos Dingle, un encantador pueblecito de pescadores, de casas de vivos colores. Y despues fuimos bordeando la península de Dingle, a través de unas complicadas carreteras con muchas curvas, que nos hizo pasar algún apuro, dada la estrechez de la carretera que hacia bastante difícil que un autocar pudiera pasar al mismo tiempo que un coche, en direcciones contrarias. Menos mal que Paul, nuestro conductor, tenía bastante pericia al volante y demostró ser un auténtico experto, porque de no haber sido así, nuestro recorrido por esta península habría sido un recorrido pasado por agua (pero de la salada), aunque a lo mejor también influyó el que todo el autocar de lleno se encomendara a San Patricio con gran fuerza, mientras con el rabillo del ojo mirábamos al acantilado que teníamos a nuestra izquierda ¿quién puede saberlo con certeza jejeje…..?





Una vez pasado el susto, paramos en un mirador, desde donde contemplamos las playas en las que se habían rodado varias películas, entre ellas “La hija de Ryan”. Unas vistas que sin duda merecieron la pena el haber llegado hasta allí,  por suerte, nuestro recorrido de vuelta lo hicimos por otra carretera del interior. Porque de emociones fuertes ya habíamos tenido más que suficiente.

Al siguiente dia fuimos a uno de los lugares que yo tenía más ganas de conocer, los acantilados de Moher, (de los que precisamente ya escribí algo sobre ellos en febrero, cuando aún no los conocía pero ansiaba conocerlos: Los mágicos acantilados de Moher).

Este lugar ha servido de escenario para realizar allí muchos documentales, peliculas (como La princesa prometida, por ejemplo), reportajes fotográficos e incluso, videoclips musicales (el grupo Maroon 5, por ejemplo, filmó allí el videoclip de su canción Runway). Son el atractivo turístico más fuerte de Irlanda y dicen que reciben cada año más de un millón de visitantes.

A veces ocurre que cuando idealizas algo demasiado, cuando después lo terminas conociendo, te defrauda, pero en este caso no fue asi, porque la realidad superó a mis fantasias. Los acantilados de Moher me hipnotizaron, no sé cuántas fotos pude tirar allí, pero fueron muchas, muchísimas, con mínimas variaciones unas de otras, pero no podía dejar de disparar, a uno y a otro lado de los acantilados, en un ingenuo deseo de querer llevármelos conmigo.



Estos imponentes acantilados, totalmente verticales, se elevan a más de 200 metros sobre el gran océano Atlántico, que rompe a sus pies. Dejando de lado Dublin, fue el lugar que vimos más masificado de todo el viaje. Precisamente la afluencia de gente ha provocado que los miradores situados al borde de ellos, hayan sido rodeados por un muro de un metro y medio de altura, para evitar que la gente se acerque demasiado, algo que al mismo tiempo dificulta su visión. Y de hecho, siguiendo el camino que recorre la gente para verlos y llegados a un punto, hay un cartel en el que avisan de que es peligroso pasar de allí y de que el que lo haga lo hace bajo su propia  y única responsabilidad.



Justo en ese punto hay una placa en memoria de la gente que se ha caido desde allí. Pero curiosamente la gente no hace ningún caso a los avisos de peligro y siguen pasando y llegando hasta donde no deberían y haciéndose fotos peligrosas en puntos peligrosos ¿será que la sensación de peligro es más poderosa que cualquier otra cosa? Y aunque tuvimos mucha suerte con el tiempo, ya que hacía sol y pudimos verlos con mucha claridad, sin niebla ni bruma, lo que si hacia era muchísimo viento, de hecho, cerca de mi llegó a caerse un chico bastante fortachón, mientras yo casi me arrastraba por el suelo.

Lo que está claro es que si alguien quiere suicidarse, los acantilados de Moher son el lugar idóneo. Morbos aparte, lo cierto y real es que son y serán una de las mejores imágenes y recuerdos que se quedarán marcados en mi memoria para siempre (creo…. a pesar de mi mala memoria y si antes no me ataca el señor Alzheimer…..). Y como las fotografias no bastan para reproducir la belleza de este lugar tan espectacular, aqui dejo este video, con música dedicada a Ana, ya que ella es otra entusiasta de la música celta.


Por cierto, los acantilados de Moher en gaélico significan: los acantilados de la ruina.

Tras visitar quizás el lugar más impresionante de nuestro viaje, partimos rumbo a una ciudad muy cercana a Galway, donde llegamos para cenar y alojarnos aquella noche.

El quinto dia de nuestro viaje lo iniciamos recorriendo Galway, una preciosa ciudad medieval que nos recibió con lluvia,  para no variar, aunque mientras tuviéramos lluvia solo en las ciudades, nos podíamos dar con un canto en los dientes……. Esta es la cuarta ciudad más populosa de Irlanda y de ella me quedó marcado sus animadas y pintorescas callejuelas empedradas, llenas de comercios y restaurantes, el Arco Español  y el bonito puente de piedra sobre el rio Shannon, que es el más largo del pais. Allí pude por fin comprar una pila para mi reloj, que muy oportunamente se había parado el primer dia de estar por tierras irlandesas, no sé si es que mi reloj me quería lanzar el mensaje de que allí el tiempo se habia parado….. pero cuando llegué a Galway y vi un montón de joyerias abiertas, dejé de hacerle caso a mi reloj y a sus poéticas filosofias. Por cierto, 8 euros me valió una pila que en Madrid me hubiera costado 2 euros, pero en fin, cometí el error de no preguntar antes.



Continuamos después camino hacia el condado de Connemara, del que según dicen, es el auténtico corazón de la cultura irlandesa. Recorrimos el lago Inagh y visitamos la impresionante Abadia de Kylemore, que está en un entorno de cuento de hadas. En su origen fue propiedad de Michel Henry, pero tras la muerte de su esposa, fue vendida a unas monjas benedictinas y actualmente es un prestigioso colegio interno internacional de niñas de familias adineradas. Despues comimos en un restaurante que estaba en un lugar precioso, justo enfrente del único fiordo que hay en Irlanda.

una abadía de cuento

ovejas y vacas estaban por todas partes, se notaba que
estaban "como Pedro por su casa"

Tras comer (bastante bien, por cierto, como siempre) pasamos por Westport, una coqueta y muy activa ciudad, donde vimos mucho más tráfico que en otros lugares. Sus calles con sus casas de estilo georgiano, estaban desde luego de lo más animadas, como en plena hora punta. Luego hicimos una parada en Sligo, un pequeño y encantador pueblecito, que es la patria del poeta Yeats y donde nos hubiera apetecido quedarnos a tomar un té o una cerveza en una de las terrazas a orillas del rio, sin prisas y con tranquilidad, pero no pudo ser,  hacer un viaje organizado tiene muchas ventajas, pero seguramente el mayor inconveniente que tiene es la “dictadura horaria”, hay que cumplir los horarios a rajatabla y sin rechistar (¡a sus ordenes, señor guia! ¡si, señor!).

Westport
Sligo

para sobrellevar nuestras largas etapas en el autocar,
nos entreteníamos como podíamos....
 incluso imitando a nuestra simpática guia Nati,
en sus estilismos capilares
Despues proseguimos nuestro camino hasta Letterkenny, lugar donde nos tocaba dormir esa noche. Una vez allí, recorrimos este agradable y tranquilo pueblo, en el que lo más destacable es la iglesia colegiata de San Nicolás, que es la más grande iglesia medieval parroquial irlandesa actualmente en uso y que fue construida en 1320. Dicen que Cristóbal Colón asistió aquí a un oficio en 1477.



Y tras nuestro recorrido nocturno por Letterkenny nos fuimos a nuestro hotel a descansar para tomar fuerzas para la última etapa de nuestro viaje.

Continuará............

12 comentarios:

  1. Genial este relato, me encanta como lo cuentas y las fotografías son geniales! si ya tenía ganas de ir a Irlanda... ahora más!

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    1. Muchas gracias Eva, me alegro de que te guste mi forma de contar los viajes y me encanta haberte transmitido las ganas de visitar este pais. Un fuerte abrazo y feliz comienzo de semana,

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  2. Me he puesto ya manos a la obra y me he empapado bien del relato de nuestro viaje. Lo has hecho con mucho sentido del humor y me he reido.

    Que bonitas las fotos. La verdad es que el viaje fué ideal y ahora desde el asfalto, me parece todo más bucólico. Parece mentira que hayamos estado en esos sitios tan idílicos, casi se disfruta ahora más desde la lejanía que cuando hemos hecho el circuito a toda pastilla.

    Ala, a por la siguiente entrega, ¡espero impaciente! Bss,

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    1. Me alegro de que hayas vuelto a disfrutar del viaje leyendo ahora mi relato. Ya sabes aquello que dicen de que un viaje se disfruta 3 veces: cuando lo preparas, cuando lo haces y despues cuando lo recuerdas. Y es verdad que cuando lo estás haciendo casi no te enteras de lo rápido que pasa todo y del ansia de no dejarte nada sin ver ¿verdad?

      ¡Ah! El domingo llegará la tercera y última entrega, así que tendrás que esperar un poquito más jejeje.

      Muchos besos amiga y buena compañera con la que he compartido y disfrutado algunos de mis viajes,

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  3. ¡Cuanto detalle!! eres genial Nieves, explicando tus viajes, una maravilla los acantilados y demás, ahhh, no está bien que nos hayas ocultado la foto con el señor del abrazo de oso, aunque supongo debió quedar muy simpática.
    Un abrazo.
    Conchi.

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    1. Muchas gracias Conchi, cuando realizo mis viajes me gusta ir anotandolo todo para no olvidarlo despues con el tiempo. Y sobre la foto con el pintoresco conductor, la verdad es que no me he atrevido a colgarla jajaja...... Un fuerte abrazo para ti y feliz semana!

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  4. Hola querida Nieves! Pero que fantástico viaje ._. me dieron increíbles ganas de viajar! Siempre quise ir para aquellos lares, esos paisajes me atrapan, y tu manera de contar es genial! una entrada preciosa.
    Bueno, al fin he podido empezar a visitar a mis blogs amigos! :D
    Te mando un saludo enorme!
    Dragona del Este.

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    1. Hola Michelle, que alegria verte de nuevo por aqui. Ha sido un largo tiempo pero ya sé que has estado muy activa con tus creaciones, ya nos irás contando.

      Me alegro de que hayas disfrutado con la entrada y espero que un dia puedas ir tú a conocer este precioso pais.

      Un abrazo para ti ¡y bienvenida de nuevo!

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  5. Gracias por la música, tiene algo, es igual de hipnótico que los acantilados de Moher. A mí me asustan los sitios altos pero creo que hubiera disfrutado allí porque esas vistas son impresionantes. Mira que hay gente temeraria, matarse por sacar una foto no vale la pena. Que mal lo del viento. Y que divertida la guía y sus estilismos capilares.
    Sin duda un viaje maravilloso, dan ganas de emularte Nieves, sólo por ver si es verdad que es la tierra de los 100 tonos de verdes diferentes, eso he escuchado si no estoy en un error.
    Un abrazo y que disfrutes del Halloween de una manera muy dulce.
    ;)

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    1. Tienes razón Ana, creo que este tipo de lugares atraen y asustan al mismo tiempo, recuerdo que hace poco salió en las noticias el caso de un joven español, estudiante de ingenieria, que se había caído desde el Preikestolen, el famoso mirador de Noruega, por aproximarse demasiado al borde para hacer mejores fotos. Una pena, pero está claro que a él la curiosidad y la atracción por la belleza del lugar le pudo más que la prudencia.

      En cuanto a los tonos de verdes en Irlanda, impresiona la intensidad que tenía este color, no había oido lo de los 100 tonos de verdes que hay en Irlanda, pero la próxima vez que vaya, si tengo ocasión de volver, ¡los contaré! jejeje.

      Un abrazo muy fuerte para ti y que tengas un muy feliz Halloween tu también (que sé que esta fiesta te encanta jejeje).

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  6. Preciosas fotos, Nieves, y muy bien contado el viaje.
    Desde luego Irlanda es un país precioso, y la gente encantadora. Lástima que llueva tanto, aunque claro, si no lloviera no sería tan bonito y tan verde.

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  7. Muchas gracias Lola. Creo recordar que hace tiempo leí alguna entrada en tu blog sobre algún viaje que hiciste allí también, así que me imagino que este relato te habrá servido para recordar el tuyo. Y desde luego, climatológicamente hablando, está claro que todo no se puede tener. Un beso y feliz finde,

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