El sábado pasado me fuí a visitar Cuenca con unas amigas, porque la verdad es que yo ya tenía mono de hacer una escapada, aunque fuera pequeña, después del viaje a Granada en enero pasado y después de pasar un invierno tan frío y lluvioso como el que hemos tenido, que nos ha hecho desear con ganas la llegada del calor y del buen tiempo. Y elegimos Cuenca porque, a pesar de no estar demasiado lejos, ninguna de nosotras lo conocíamos y teníamos mucha curiosidad por conocer las razones por las que había sido declarada Patrimonio de la Humanidad.
Después de tres horas de viaje en un tren regional (una de las cosas que más reclaman los conquenses es que el AVE llegue hasta allí) y de tener que hacer un alto en el camino para realizar un trasbordo en Villaverde Bajo, por unas obras que están haciendo en las vías (y que durarán durante todo el verano), llegamos a esta ciudad manchega. Después de preguntar en una oficina de turismo, nos dijeron que lo mejor era cogernos un autobús que nos llevara a la plaza Mayor, para desde allí comenzar nuestro recorrido y eso hicimos.
La Plaza Mayor nos sorprendió por partida doble, por un lado nos gustó, en ella estaban el Ayuntamiento, la Catedral y un puñado de bonitas casas de colores y restaurantes y tiendas de artesanía, que se repartían a ambos lados de una carretera que pasa por el centro, pero por otro lado y al ser precisamente una plaza pequeñita, no entendimos que precisamente tengan que pasar los coches por ella, impidiéndote pasear con tranquilidad, no entiendo como no la hacen peatonal y la cierran al tráfico.
Desde allí nos dirigimos hacia el castillo (situado en lo alto de la ciudad) subiendo por la calle San Pedro, aunque parando antes de llegar allí un par de veces, a ambos lados del paseo, para poder contemplar las espectaculares vistas del mirador de la Ronda de Huécar hacia la derecha y el de la Ronda de Júcar, a la izquierda. Hay que decir que la provincia de Cuenca es muy montañosa y que su capital está situada sobre una peña entre las hoces de los ríos Júcar y Huécar en medio de un profundo valle, lo cuál explica sus calles empinadas, sus numerosas cuestas y un sinfín de escaleras que hay por toda la ciudad, en Cuenca tienes que ir mentalizado para hacer ejercicio (¡un par de dias después aún me duraban las agujetas de tanto subir y bajar!). Parece que precisamente el origen de la ciudad (dada su especial topografia) se sitúa en su castillo, que está situado en lo más alto de la ciudad y desde él se fue desarrollando hacia los niveles más bajos (que es donde vive la mayor parte de la población) y esa división de nivlees ha contribuido a perspectivas sorprendentes, que hacen de Cuenca
El casco histórico de Cuenca tiene un aspecto muy medieval y resulta muy agradable pasear por sus calles empedradas, mientras te fijas en las diferentes fachadas de sus edificios, ya sean las casas señoriales (que tiene bastantes, cosa que me sorprendió) o las casas pintadas de vistosos colores (lo cuál me recordó algo a Villajoyosa, que tienen también muchas fachadas pintadas de vivos colores cerca del paseo marítimo).
Tiene muchos monumentos que reflejan las distintas épocas históricas vividas y para lo pequeña que es la ciudad, nos sorprendió ver la cantidad de iglesias que tiene, realmente todo su casco histórico está plagado de ellas. Y la catedral es muy bonita. Una compañera del trabajo, cuyo marido es de Cuenca, me había dicho que no dejáramos de visitar la Catedral y la verdad es que no me defraudó, me pareció preciosa. Es de estilo gótico, aunque realmente también se ven en ella las influencias de los estilos de otras épocas, como el barroco, renacentista, plateresco o neoclásico. También se puede ver alguna huella militar dispersa por aquí y por allá, como la torre Mangana o el Edificio de la Inquisición (que es el actual Archivo Histórico Provincial).
Y tiene también algunos interesantes museos (si te gusta el arte abstracto, que no es mi caso), como el famoso Museo de Arte Abstracto Español (que tiene obras de Tapiés, Chillida, Feito, Mompó, etc.), o la Fundación Saura en la llamada Casa Zabala, la Fundación Antonio Pérez (que tiene obras de Barceló o de Andy Warhol, entre otros), el Museo Arqueológico, el Museo de la Semana Santa o el Museo de las Ciencias de Castilla-La Mancha (que es el más nuevo), aunque la verdad es que tengo que decir que, por falta de tiempo (nuestro tren volvía a las 7 de la tarde), no entramos en ninguno de ellos, ya que preferimos callejear y disfrutar de la belleza del paisaje.
Y en cuanto a la cuestión gastronómica, el tapeo es el deporte favorito de los conquenses, según pudimos comprobar, puedes perfectamente comer de tapeo, tapa aquí, tapa allá. Aunque entre sus platos típicos están el ajoarriero y el morteruelo (no tuvimos el gusto de probar ninguno de estos platos) y dentro de la repostería, el alajú y el resoli, de licor.
Pero desde luego lo que más me ha impactado de Cuenca y con lo que definitivamente me quedo, ha sido su belleza paisajística, con las hoces del rio Júcar y del rio Huécar a uno y otro lados de la ciudad y por supuesto, me quedo con las espectaculares vistas de las famosas Casas Colgadas (que no colgantes) que me encantaron, aunque nos llevamos una pequeña decepción en cuanto al número de las casas, contamos cuatro y yo, al igual que mis amigas, esperábamos un número mucho mayor, según lo que habíamos visto en fotos y postales. Estas casas, que están en la hoz del Huécar, son del siglo XIV y parece ser que fueron residencia de verano de los reyes. La vista del parador de Cuenca, justo enfrente de las Casas Colgadas, también es preciosa.
Con un solo día no tuvimos tiempo para visitar nada más de los alrededores de la ciudad, pero hay excursiones que vale la pena hacer, como la de la Ciudad Encantada, donde estuve hace unos años y que es un paraje natural creado por los caprichos de la naturaleza, ya que son un laberinto de formaciones rocosas que aparecen en formas de diferentes figuras, a las que la imaginación popular ha ido dando nombres. Y también vale la pena ir al nacimiento del rio Cuervo, del que guardo un gran recuerdo por sus cascadas y sus aguas claras y cristalinas. Aunque otra excursión que también recomiendan hacer es visitar el Parque Natural del Alto Tajo, al igual que darse una vuelta por las Hoces del rio Beteta y Solán de Cabras. Eso será para siguientes ocasiones………..
En fin, que hay mucho que ver y visitar en esta provincia, especialmente ahora que ya parece que por fin ha venido el calorcito y es el momento ideal para irnos por ahí a hacer excursiones por toda nuestra geografia, que por suerte, la tenemos muy rica y variada.
Bueno y después de tanta charlita, que diréis que ya está bien, aquí están algunas de las fotos que hice allí.
la Plaza Mayor
la Catedral
Calle Alfonso VIII
vista del Parador de Cuenca
Las Casas Colgadas
¿o eran las Cosas Colgadas.......?
Las Hoces del río Huécar
Más fachadas de Cuenca
El Parador desde el puente de San Pablo
la Iglesia del Salvador
y para acabar el post, de nuevo el símbolo de Cuenca por excelencia
Preciosa excursión, buenas fotos y mejor relato. Yo visité Cuenca en una Semana Santa y después en varias ocasiones con fines culturales. Esta es la impresión que, poéticamente, tuve de Cuenca;
ResponderEliminarVértigo
Qué vértigo mirar a la hendidura
de tu río de piedra y de aguas vivas
desde tus casas, palomas cautivas
ancladas en los riscos de la altura.
Qué vértigo mirar a la pintura
que atesoras en telas colectivas,
indispensables, imaginativas,
desenfrenadas crisis de locura.
Qué osadía venir a contemplarte,
beber resoli en la intemperie austera
de tus noches de invierno, pasearte,
seguir las turbas en la primavera,
conocer a tu gente y luego amarte
hasta el vértigo en delirante espera.
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Gracias por tu entrada y un fuerte abrazo.
Fernando muchisimas gracias por tu visita y tu comentario, que es un auténtico lujo, con la poesia que has incluido en él sobre Cuenca y con la que, gracias a ti, mi entrada se ha enriquecido muchísimo más. Un beso grande amigo y que disfrutes mucho del fin de semana.
ResponderEliminarCuenca como muchas ciudades de españa, tiene mucho patrimonio de la humanidad, hay que viajar porque asi se conoce muchos lugares encantadores y se adquiere mucha cultura.
ResponderEliminar!änimo a todo el mundo¡
Charo la verdad es que somos muy afortunados en tener un patrimonio cultural tan rico y variado en nuestro pais y deberíamos disfrutarlo y aprovecharnos de ello al máximo. ¡Que tengas una gran semana amiga!
ResponderEliminarHola Nives,
ResponderEliminarQue pena, que no te diera tiempo a ver de nuevo la ciudad encantada, aun así aprovechasteis para ver la ciudad de Cuenca, que como bien dices tiene una gran belleza paisajista, para los futuros viajes a cuenca, pinchado en mi nick, en la sección de contactos esta mi email, puedo ofrecerte alojamiento en cuenca en habitaciones o amplios apartamentos.
Saludos
Pues si, fue una pena, pero bueno aprovechamos el dia al máximo y ya habrá próximas ocasiones de ver de nuevo la Ciudad Encantada y he tomado nota de tu hostal para el futuro. Un saludo y gracias por dejar tu comentario,
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